Fernando Toloza / Escenario
Darío Grandinetti es, en principio, la carta fuerte de presentación de "Ilusión de movimiento", la ópera prima del rosarino por adopción Héctor Molina, que se estrena en simultáneo en Rosario y Buenos Aires el jueves próximo. Grandinetti es el coprotagonista del filme junto a Carlos Resta, e interpreta un papel difícil, clave para el desarrollo del filme. Grandinetti es Rafael, un tipo de barrio que vive en otro mundo, hablando solo a veces, llamando a su mejor amigo por su nombre completo, como un locutor de la vieja escuela, capaz de sentimientos profundos y a la vez incapaz de vivir según la normalidad que los prejuicios de la sociedad reclaman. Grandinetti estuvo en Rosario hace cinco años para rodar el filme, en el invierno no tan frío de 1998. A la distancia, el actor destaca la importancia de esta película -a la que no duda de calificar de conmovedora- en su carrera y recuerda el desafío que fue interpretar a un personaje que pone en cuestión el discurso de la cordura. -¿Qué te gusta hoy de "Ilusión de movimiento" a cinco años de haber sido rodada? -Me gusta la historia y la honestidad con la que Héctor Molina, el director, decidió contarla. El argumento transcurre en un momento específico de nuestra historia y eso podía dar lugar a golpes bajos, demagogia e incluso a un panfleto, pero Héctor no cayó para nada en ninguna de esas trampas y estuvo atento al nudo central de la película, que es el reencuentro entre un padre y un hijo. El reencuentro está enmarcado en ese momento histórico que nos tocó vivir, le da un carácter especial a la relación y nos ayuda a reflexionar sobre lo que nos pasó. -¿Al hacerla no se sintieron condicionados por el peso histórico de la parte de la trama? -De ninguna manera el horror tiñe la historia central de la película, ni para un lado ni para el otro, con todo lo bueno y malo que podía haber traído, pero de todas manera está y ayuda a comprender y pensar sobre las relaciones que siguen sufriendo las consecuencias de un pasado espantoso. Con todo esto Molina hizo un filme muy honesto, y si bien no puedo ser objetivo, que tampoco es mi fin en la vida, quiero decir que es una película conmovedora. -¿Conociste a alguien en la vida como tu personaje en la película? -Sí, además el personaje está basado en alguien que Molina conocía. Yo al hacerlo le puse los ingredientes de un personaje al que conocí en Las Rosas -donde viví un tiempo- que era alguien distinto. Pero no está basado en alguien por completo: mi trabajo fue hecho con el director, y él me dirigió para qué lado quería que me moviese, y me dio unas pautas dentro de las que me manejé con bastante libertad. -Hacer el papel de Rafael, ¿te cambió la mirada sobre esas personas que, a veces, parecen desconectadas y descartadas por el mundo? -No sé si cambió. Siempre he sido respetuoso y estas personas especiales me han inspirado atención toda la vida. No sé qué es la razón ni qué es la cordura. Hay ciertas faltas de cordura necesarias y reveladoras, todos los días, y también hay pretendidas corduras que nos llevan a cometer errores. En el caso de Rafael estamos hablando de alguien que vive una realidad distinta a la mayoría de los mortales, pero esa manera distinta no le impide ver la realidad que nos rodea a todos y tomar partido por lo que cree que es justo. -¿Elige estar en esa otra realidad? -No lo sé y no necesitaba saberlo para hacer el personaje, y por eso no me lo planteé. Tampoco sé en qué grado de conciencia o inconciencia uno elige ser cómo es en la vida, qué es lo que a uno lo mueve. No creo que sea sólo la educación y el aprendizaje familiar en la infancia. Uno toma decisiones de recorrer determinados caminos y no sé en base a qué lo hace. -¿Cómo ubicás a "Ilusión de movimiento" dentro tu carrera en el cine? -Filmar "Ilusión de movimiento" fue muy enriquecedor, desde muchos puntos de vista. En cuanto a lo personal, se trabajó a un ritmo y de una manera a la que no estoy acostumbrado pero a la que me pude sumar fácilmente. En cuanto a mi experiencia como alguien que está en el mundo del cine, y que a veces se ve en dificultades por la falta de medios que hay en ese medio, descubrí que hay una manera de hacer cine que está por encima de todas esas dificultades. La experiencia de hacer "Ilusión de movimiento" fue reveladora y me enorgullece haberla vivido en mi ciudad, con gente que desde esa película está muy cercana. Después de esta película no va a ser tan fácil de que me convenzan con el discurso de "Y no se puede, no hay plata", porque acá tampoco había plata y sin embargo la hicieron. Es una forma de vida que han elegido y me parece que hay para aprender de ellos. -¿Y la experiencia desde lo actoral? -Me permitió trabajar con gente que tiene menos experiencia y que en consecuencia tiene menos vicios y menos contaminación. Lo digo con respecto al momento de enfrentarse con el papel y tomar decisiones para ver quién es el personaje. Ellos dejan de lado un montón de cosas que a los actores profesionales nos cuesta mucho abandonar. -¿Qué vicios tiene un actor profesional? -Yo podría haber elegido ser más demagógico con mi personaje y mucho más sentimental, podría haber buscado la lágrima, porque el personaje me lo permitía, pero trabajé con un elenco, un director y un equipo que andaban haciendo la película por otro lado. En base a mis vicios podría haberme dicho "vamos a hacerlos llorar", o tomar partido por el personaje o la situación, o enfrentarme al personaje de Carlos Resta. El actor sabe más de lo que sabe el personaje y el personaje sabe menos de lo que sabe el actor. Eso es algo que hay que respetar, porque muchos vicios del actor se relacionan con eso: por ejemplo, querer hacer al personaje más rico de lo que es nos hace ponerle cosas que sabe el actor pero no el personaje. -¿Todavía hay prejuicios contra las películas que tocan el tema de desaparecidos? -Espero que eso no joda y haga que la gente deje de ir a verla por eso. Y por el contrario, tampoco espero que la gente vaya pensando que va a encontrar demasiadas explicaciones sobre cómo podríamos haber evitado ese mal momento que vivimos todos. "Ilusión de movimiento" está enmarcada en ese contexto, pero está enmarcada de modo tal que enriquece a la historia. Por otro lado, en general no se ha hablado lo suficiente de esa época, en contra de lo que se cree. -¿Es posible comparar a Molina y Almodóvar? -(Risas) Más que diferencias te voy a dar puntos en común: la honestidad con que se plantean sus películas, la seriedad con que se las toman y la capacidad de trabajo. En ese sentido Almodóvar tiene cierto amateurismo que es más entendible en Molina. A mí me sorprendían algunos gestos de amateurismo de Almodóvar, como llegar a la filmación con ceniceros de su casa para poner en el cuadro, que sería más entendible en Molina, pero no en Almodóvar con todo el equipo que tiene. Pero él sigue apasionándose de tal modo que es conmovedor. A mí me gustan las historias honestas, que no especulan con el éxito comercial.
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