Javier Felcaro / La Capital
"Si (Juan Domingo) Perón escuchara las cosas que dice (Carlos) Menem, se vuelve a morir". Mordaz, el candidato presidencial del oficialismo, el gobernador de Santa Cruz, Néstor Kirchner, salió al cruce del ex jefe del Estado y rival en las urnas, quien había pronosticado su triunfo sin ballottage con una no menos irónica definición: "Será como en la zamba, primera y adentro".
Pero el delfín duhaldista no se quedó atrás, y dio su propio vaticinio. "Bueno... Yo creo que es primera vuelta y a cuidar los chicos", disparó Kirchner a La Capital poco antes de clausurar en Rosario una reunión de sus equipos técnicos (ver aparte). Si bien el mandatario patagónico negó estar buscando el aval de su par de Santa Fe, Carlos Reutemann, admitió que "se supone que el Lole no va a votar en blanco". Y no ahorró elogios para el intendente Hermes Binner.
-Después del fallo judicial que dividió al PJ en tres frentes algunos arriesgaron con una virtual disolución del partido.
-La gente no vota más por sellos, y la política argentina, después de la implosión del 20 de diciembre de 2001, necesita mucho sinceramiento. En el justicialismo hay visiones diferentes sobre cómo se debe sacar adelante al país. Algunos aspiran a una alianza con el capital concentrado, repetir el modelo nefasto de los 90. Otros queremos reconstruir las redes de solidaridad y que el PJ sea la columna vertebral de un frente nacional, popular, progresista y regional. No se puede volver hacia atrás. Fíjese lo que ocurrió en Bolivia por cumplir con los mandatos que impone el FMI en forma irracional. Y también con la locura de algunos que piden sacar el Ejército a la calle, terminando en enfrentamientos entre hermanos.
-Ahora vuelven las promesas de salariazo, uno de los caballitos de batalla de ese modelo que rechaza.
-Los argentinos saben lo que les pasó por buscar atajos. Ya conocemos lo que fue la revolución productiva y el salariazo: excluidos, hambre, desnutrición, corrupción estructural y endeudamiento externo nunca conocido antes. Nosotros pensamos totalmente diferente sobre qué es lo que hay que hacer en el país.
-Menem dice que le gana a usted como en la zamba: "Primera y adentro".
-Bueno... Yo creo que es primera vuelta y a cuidar los chicos. No hay ninguna duda de que el país va a cambiar, aunque los fantasmas del pasado regresen.
-El ex presidente lo cuestionó por sus dichos sobre la reestatización, recordando la experiencia de Perón en 1972.
-Si Perón realmente escuchara las cosas que dice Menem, se vuelve a morir. Pero tenemos que hablar de la Argentina de hoy. Debemos evolucionar en los tiempos. Lo que yo afirmé es que si los ferrocarriles están concesionados, si existe un pliego y hay organismos de contralor, que entonces digan por qué funcionan tan mal. Y que se apliquen las sanciones que correspondan.
-Está trabajando junto a otros gobernadores, como Eduardo Fellner. ¿Espera alguna señal de Reutemann?
-Yo estoy construyendo y caminando desde hace muchísimo tiempo. Acepto todos los apoyos que nos quieran dar, pero tengo una visión para corregir la Argentina. Obviamente, respeto a mis colegas, como Reutemann. Además, se supone que el Lole no va a votar en blanco.
-¿Hay presiones del oficialismo para designar el candidato a vicepresidente?
-Jamás las aceptaría, y ellos lo saben. Al vicepresidente lo designé yo, y él lo sabe. Lo anunciaré en su momento (antes del 8 de marzo).
-Lo tiene in péctore...
-(Risas) No, in péctore no. Está acá (se señala la frente).
-Se habló de contactos con Binner.
-Seguramente nos vamos a encontrar próximamente. Tuvimos comunicación por amigos indirectos. No hay ninguna duda de que es una figura muy importante y valiosa. La Argentina de hoy debe estar por arriba de cualquier división partidaria. En la reconstrucción dirigencial y de los lazos con la sociedad, personas como Binner tienen un rol muy importante para llevar adelante.
-¿Sería un socio importante?
-Eso lo dirá el tiempo, o no. Pero, aunque pensáramos diferente en muchos temas, lo que vale es la conducta y cultura política que tiene.
-No le preocupa repetir el resultado final de una alianza creada para derrotar a Menem.
-El problema no es que la Alianza fue una coalición contra Menem. Ni que fue una alianza. En todo el mundo se gobierna con acuerdos o frentes. Ocurre que no cumplieron con lo que tenían que hacer. De la Rúa profundizó las políticas menemistas. Evidentemente, el fin no podía ser otro que el que ya conocemos.
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La Ciudad
