Año CXXXVI
 Nº 49.754
Rosario,
sábado  15 de
febrero de 2003
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La pesadilla sin fin de Martin Scorsese
El realizador confesó que "Pandillas de Nueva York" lo persigue hasta en sueños

El director italoamericano Martin Scorsese sigue aún con la cabeza en su última obra, la epopeya fílmica sobre la vida de Nueva York en el siglo XIX, "Pandillas de Nueva York", que ha cosechado diez candidaturas al Oscar y que cerrará esta noche el Festival de Cine de Berlín.
El cineasta relató que hace poco había soñado que podía rodar nuevas escenas para su historia sobre la guerra de bandas de inmigrantes en su ciudad natal, y que se despertó bañado en un desagradable sudor frío.
"Y en sueños pensé: ¿Quién se lo dirá a Harvey Weinstein?", contó el director en alusión a la lucha que libró con el productor estadounidense por la duración de la película, que tiene una duración de 160 minutos y fue terminada de rodar en marzo de 2001.
"No he dejado fuera nada de lo que verdaderamente amo en el filme", aseguró Scorsese, quien ha sido postulado para el Oscar a la mejor dirección.
Scorsese defendió nuevamente las escenas violentas de la película. "Quería mostrar cómo era la vida realmente en esa época -dijo-. La violencia era sencillamente el pan de cada día", explicó el director.
Asimismo, afirmó que ha sido criticado por la violencia en cada una de sus películas, desde el filme de culto "Calles Salvajes" hasta "Taxi Driver", y que con frecuencia ha tenido que retirar escenas de violencia.
Respecto a los problemas de los inmigrantes,que retrata en "Pandillas de Nueva York", Scorsese señaló que no le resultó difícil imaginarlos, ya que él los vivió a través de su propia familia durante los años que residió en el barrio neoyorquino de Queens.
"Cuando tenía siete u ocho años, vivía en un barrio italoamericano como si estuviese en un pequeño pueblo siciliano", relató el realizador, y agregó: "En aquel entonces, cerca de 1950, comenzó a llegar la inmigración de Puerto Rico a Nueva York y hubo una conmoción".
Scorsese contó que los puertorriqueños no fueron bienvenidos por los italianos y otros grupos étnicos, y que había mucha lucha callejera entre las distintas facciones. "Pero luego, uno de mis primos se casó con una chica de Puerto Rico y la cosa cambió", recordó el creador de "Buenos muchachos".
También el padre del director le contó de las luchas entre inmigrantes italianos e irlandeses en el Nueva York de los años 1912/1913.



El director se queja de cansado pero sigue de fiesta.
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