Muchos creen que la manipulación genética de los alimentos implica riesgos para la salud humana. Para el vicedirector del Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario (IBR) dependiente de la Universidad, bioquímico Néstor Carrillo, los alimentos transgénicos debidamente controlados no conllevan un riesgo superior al de los alimentos convencionales, debido a que en la mayoría de los casos sus cualidades nutricionales no han sido alteradas. Tal el caso de las sojas transgénicas que se producen y consumen en el país, a las que mediante un procedimiento de laboratorio se las hizo más resistentes a las plagas.
"El criterio más firme para determinar la seguridad de un alimento es la historia; si ha sido consumido por décadas o siglos sin manifestar efectos adversos, se lo puede considerar seguro. Este mismo criterio se traslada a la evaluación de nuevos alimentos, sean transgénicos o no", explicó Carrillo. Al respecto añadió que cuando se puede demostrar que un alimento obtenido de un organismo manipulado genéticamente es sustancialmente equivalente a uno tradicional, no presenta mayores riesgos que este último.
La soja es uno de los alimentos transgénicos más consumidos por el hombre. En este caso, la manipulación genética apunta a mejorar el rendimiento del cultivo, sin modificar las características nutritivas del grano. Para Carrillo, este procedimiento "no representa un beneficio sanitario o nutricional para el consumidor, sino para el productor agropecuario, porque reduce los costos y le permite modificar los métodos de explotación de su campo (por ejemplo, en lugar de varios herbicidas, aplicar sólo uno). Con el tiempo, el consumidor debería beneficiarse por el abaratamiento del producto".
Aceite de soja
Otros productos transgénicos desarrollados para mejorar la calidad nutricional (introduciendo una vitamina o eliminando un antinutriente o alguna sustancia tóxica), aún no existe en el mercado nacional. Entre estos figura la soja destinada a la producción de aceite, cuya semilla ha sido modificada para eliminar compuestos que alteran el sabor. Este proceso de eliminación de tóxicos se efectúa mediante métodos químicos directamente sobre el aceite, que encarecen el producto y alteran la calidad.
Orientado al mismo objetivo de mejoramiento del producto, se han desarrollado variedades del llamado "arroz dorado", con altos niveles de pro-vitamina A.
Los alimentos también pueden ser modificados para la implementación de campañas sanitarias globales. En tal sentido, la Organización Mundial de la Salud investiga la introducción de vacunas en bananas, especialmente en regiones de Africa. "En lugar de vacunar todos los años, se modifica genéticamente la planta de bananas para incorporarles vacunas que protejan contra las infecciones", aclaró el investigador.
Buenos controles
Para el profesor Carrillo, "los riesgos se evitan con buenos controles". "Si son sustancialmente equivalentes (el transgénico con el tradicional), no hay riesgo adicional, pero si no lo son, es preciso estudiarlos a fondo", explicó. Esto exige la creación de organismos científicos de control.
En Argentina existe la Conabia (Comisión Nacional de Biotecnología Agropecuaria) que regula la generación, introducción y liberación de productos transgénicos en el país. "En general no hubo problemas en términos sanitarios, con excepción de la prohibición del ingreso de semilla transgénica de colza, porque presuponía un riesgo medioambiental", comentó el vicedirector del Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario.
La Ciudad
