Mauricio Gustavo Tolosa decía ser auditor de aduana en Rosario. Con ese nombre falso y ese título inexistente, el estafador se conectó el año pasado a través de internet con un empresario de la ciudad bonaerense de Arrecifes y le ofreció comprar un lote de repuestos para automotores que habían sido rematados en la Aduana. Según fuentes ligadas al caso, el delincuente concertó una cita en un bar ubicado frente al viejo edificio de la Aduana, en Maipú y bajada Sargento Central. Allí se presentó un empleado del empresario, que llevaba consigo 4 mil dólares. El pretendido auditor hizo ingresar al empleado en el edificio de la Aduana y le pidió el dinero para cerrar la operación. Acto seguido desapareció en una oficina con la excusa de buscar un certificado. Para reclamar el dinero, el empleado llamó luego a un teléfono fijo que le había dado el estafador. Allí lo atendió la secretaria del tal Tolosa, que fue descripta como "flaca, pechugona y de unos 50 años de edad". El falso auditor, en tanto, mide 1,70 metro de estatura, es canoso y según testimonios coincidentes se expresa con solvencia sobre negocios con remates de la Aduana. La respuesta de los delincuentes consistió en amenazar de muerte al empresario y a sus hijos. "Hicieron cosas muy pesadas, por ejemplo poner una guardia en el domicilio, como forma de intimidación", afirmó una fuente.
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