Más de dos millones de fieles musulmanes inician hoy en La Meca el rito del hadj, o peregrinación, entre férreas medidas de seguridad por la amenaza de un conflicto en Irak, nación vecina de Arabia Saudita. Los fieles, reunidos principalmente en La Meca, se dirigirán durante las primeras horas de la mañana a pie o en autobús hacia Mina, un valle árido cercano, visita que marca el inicio de los ritos del hadj. Las autoridades sauditas instalaron 44.000 carpas climatizadas donde los fieles pasaron la noche rezando. Después de Mina, los musulmanes se dirigirán, al alba de mañana, hacia el monte Arafat, uno de los momentos más importantes de la peregrinación, que simboliza el Juicio Final. Los musulmanes deberán después volver a Mina para sacrificar, pasado mañana, un animal, normalmente un cordero, a fin de conmemorar la fiesta del Adha o sacrificio. Los fieles permanecerán otros dos días en Mina para efectuar la lapidación de las estelas que simbolizan a Satán. Las fuerzas de seguridad construyeron barreras con bloques de cemento para obstruir los seis puntos de acceso a La Meca, a fin de evitar que se entre sin autorización en la ciudad santa, que soportaba ya una intensa afluencia. Las autoridades sauditas no comunicaron por el momento el número de fieles que acudirán a La Meca desde el extranjero. El jueves, último plazo para la llegada de peregrinos, habían sido contabilizados 1.311.000 llegados de 170 países, si bien 13.500 pakistaníes pudieron entrar pasado el plazo legal. Unos 200.000 fieles venían de Indonesia, el país musulmán más grande del mundo; 130.000 procedían de Pakistán, 116.000 de India, 103.000 de Turquía, 91.000 de Irán, y 88.000 viajaron desde Egipto, según estimaciones no oficiales. A ellos habrá que sumar más de medio millón de fieles o residentes sauditas que deberán también cumplir con el precepto del peregrinaje. Arabia Saudita, principal aliado de Estados Unidos en el Golfo Pérsico, desea una solución pacífica de la crisis. El ministro saudí de Interior, el príncipe Nayef Ben Abdel Aziz, previno contra cualquier intento de desestabilizar la seguridad durante el hadj. Las autoridades sauditas movilizaron a 60.000 empleados y voluntarios, 5.000 bomberos, 2.350 vehículos y nueve helicópteros para responder ante cualquier eventualidad. (AFP)
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