Cañada de Gómez. - Alrededor de treinta viviendas del barrio Quique, en el extremo norte de esta ciudad, comenzaron a recibir las primeras conexiones del servicio de agua potable, luego de un acuerdo sellado entre la firma Aguas Provinciales y el municipio cañadense, que consiste en un aporte igualitario de mano de obra y materiales.
"Cumplimos un sueño porque hace 16 años que venimos reclamando por este servicio. Este es un barrio que siempre estuvo postergado y, por primera vez, se observa con asombro trabajos municipales", dijo una vecinalista del sector, Norma Maldonado, mientras se comenzaban a realizar las conexiones domiciliarias.
En efecto, los pobladores de ese sector de la ciudad, al igual que los de otros barrios como El Progreso y Las Delicias, cuentan con agua potable a través de canillas públicas y contenedores que son abastecidos por la concesionaria del servicio de agua o la Municipalidad de Cañada de Gómez.
Problemas estructurales
Este inconveniente forma parte de uno de los tantos problemas estructurales que deben resolver las autoridades municipales. Es que hay muchos cañadenses que con el tiempo se fueron radicando al norte de la ruta 9 por el bajo costo de los terrenos, a pesar de que éstos fueron loteados sin contar siquiera con los servicios más elementales.
Los trabajos en el barrio Quique fueron supervisados por el intendente Amílcar Abate, quien indicó que los vecinos de este sector "tendrán seis meses de suministro de agua sin cargo". Asimismo, el mandatario cañadense aseguró que los casos sociales serán contemplados".
Los empleados municipales vienen realizando entre seis y ocho conexiones diarias. Una vez que culminen las tareas en el barrio Quique, los operarios se trasladarán al barrio El Progreso -ubicado a una pocas cuadras del anterior- para hacer otras conexiones de agua potable.
En tanto, la Municipalidad realizó obras de saneamiento en las calles Moreno, Irigoyen y Echeverría, entre otras, para evitar anegamientos en algunas arterias. Al respecto, una de las quejas provino de los transportistas de una playa de estacionamiento que no pueden ingresar a la misma los días de lluvia.