Año CXXXVI
 Nº 49.744
Rosario,
miércoles  05 de
febrero de 2003
Min 23º
Máx 28º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com





Fue en un galpón de Mendoza al 9900
Asesinaron a mazazos a un muchacho en un corralón
Un sereno le partió el cráneo de un hachazo a un joven de 20 años. Según los vecinos, se conocían

Paola Irurtia / La Capital

"Vení a ver lo que me dejaron los pibes chorros", vociferó el sereno del galpón de Mendoza al 9900, hasta que uno de los vecinos respondió al llamado y lo acompañó. En el piso del tinglado, a diez metros de la entrada, estaba tirado el cuerpo de un joven. Tenía la cabeza partida en dos de un hachazo, con el arma aún entre los huesos.
"¿Qué hiciste, Miguel?", le preguntó el vecino al sereno, que se quedó en silencio. El hombre salió pálido hacia el barrio, impresionado por la locura que había cometido el cuidador, sin saber qué hacer primero. Después de contarle lo que había visto a sus familiares, el hombre, al que conocen como Chilavert, fue a la comisaría y denunció el crimen.
El cuidador del galpón es Miguel Angel Cabrera, un chaqueño de 34 años, alto y fuerte, "capaz de cortar el pasto del predio que rodea el tinglado a machete en una hora y dejarlo tan prolijo como si hubiese utilizado una máquina", describieron los vecinos. Su reacción los dejó pasmados. El hombre conocía a su víctima, que el mismo identificó a la policía como Claudio Espíndola, de 20 años, un muchacho que vivía con su familia en Empalme Graneros. El joven y su padre solían visitar a Cabrera en el galpón, donde a menudo compartían comidas y vino.
Cabrera vivía desde hace dos años en el corralón, un viejo obrador que ostenta un cartel de propiedad privada a nombre de Edgar Milocco SRL.
El crimen ocurrió antes de las 22.30 y muchos vecinos estaban en la calle a esa hora. Ninguno escuchó gritos ni discusiones. No podían imaginar lo que había sucedido dentro del galpón. Lo único que aseguraban es que el chico no había entrado a robar. "Le abrió él mismo y habían estado juntos toda la tarde", contaron. "El chico venía siempre y a veces lo esperaba hasta la una de la mañana para compartir tragos con él", indicaron.
Cabrera mató al muchacho con ferocidad sorprendente. El cuerpo tenía la marca de cuatro mazazos, en los dos costados de la cara, la frente y el cráneo. La maza estaba al lado del cuerpo, junto al hacha con la que lo ultimó, "una herramienta de las que se utilizan para cortar árboles, de más de un metro de largo", aseguró el subjefe de la Brigada de Homicidios, Daniel Corbellini.

Matar y anunciar
Los investigadores estimaban que Cabrera golpeó a Espíndola hasta dejarlo en el suelo y allí lo ultimó con el hacha. Pero no tenían claros los motivos del ataque. El hombre balbuceó algo sobre que estaba cansado de los robos, pero el testimonio de los vecinos y el estado del galpón desmentían esa posibilidad. Además de los testigos que aseguraban haberlos visto juntos desde temprano, las aberturas e ingresos al tinglado no estaban forzados, ni había signos de pelea ni desorden en el lugar, indicaron los investigadores.
Después de anunciar su crimen, Cabrera se fue del galpón en bicicleta. El personal de la subcomisaría 22ª salió a buscarlo en un patrullero y en autos particulares de los vecinos del barrio La Floresta, ubicado a metros del obrador. Mientras lo buscaban por la zona, el hombre volvió al obrador y allí lo detuvieron.
Apresarlo no fue fácil. Es un hombre robusto y duro, que se resistió al punto que "los policías no podían con él", contaron los vecinos.
Las personas del barrio, que presenciaron la detención, vieron que Cabrera había tomado, "pero no tanto". Uno de los conocidos quedó sorprendido porque ante el brutal crimen, el sereno le pareció "tranquilo, como siempre".
El cuidador quedó detenido en la comisaría y a la tarde fue trasladado a los Tribunales. La instrucción del caso quedó a cargo del juez Adolfo Prunotto Laborde.



El homicida y la víctima solían reunirse en el lugar. (Foto: Sergio Toriggino)
Ampliar Foto
Notas relacionadas
"Ni un salvaje"
Oscuro
Diario La Capital todos los derechos reservados