Mauricio Tallone / Ovación
Colonia (enviado especial).- Central se copó con el verano uruguayo. Le ganó anoche con autoridad a Fénix y se alzó con la Copa Buquebús que vino a buscar desde que ancló sus aspiraciones en Colonia para mirar con un semblante más optimista el futuro del Clausura. Con el gol de penal del Loncho Ferrari, el equipo de Russo coronó una puesta a punto inmejorable. Porque probó fuerzas en Tandil durante la pretemporada y se volvió a Rosario con el título. Buscó repetir lejos de casa y el resultado fue el mismo, aunque esta vez sus actuaciones se amigaron con un rodaje más acorde a lo que quiere su entrenador. Pese a ese cuadro de situación, no había salido anoche muy enchufado Central. A los 4 minutos un error infantil de Ferrari, quien perdió la pelota con Cámpora y comprometió peligrosamente el arco de Gaona. Pero el ex canalla no vio a su compañero que venía entrando para empujarla y su disparo se fue cerca del palo derecho. Lo curioso que dejó esta acción es que un minuto más tarde el entrenador de Fénix, Juan Ramón Carrasco, decidió sacar al delantero e hizo ingresar al experimentado Marcelo Otero. De a poco se fue soltando el conjunto de Russo. Ferrari ya no estaba tan contenido por derecha y trepaba con criterio para hilvanar la asociación con Messera y el Mellizo. Si bien es cierto que esa insinuación no alcanzaba para darle participación a Figueroa y Delgado, al menos, sirvió para amilanar la presencia inicial de los violetas. Con el circuito vedado entre Saralegui, Otero y Diego Díaz, cada pelota que traspasaba la línea del medio reposaba en los botines de los Quinteros. A los 28', el arquero de Fénix le ahogó otra vez el grito a Messera tras un toqueteo con Delgado y sobre los 37', el Chelito encontró terreno para desarrollar su velocidad, levantó la cabeza, se la puso a Figueroa pero al goleador le corrieron el arco. En el segundo tiempo el técnico Carrasco cambió a casi todo el equipo. Hasta el arquero De León, que había sido una de las figuras en el prólogo, se quedó sentado en el banco. A Central no le importó demasiado la movida adversaria. Siguió en la misma sintonía con la que había dejado los primeros cuarenta y cinco minutos y sobre los 7', Delgado maniobró dentro del área, sacó un centro hacia el medio y la pelota se desvió en la mano de Aguiar. El árbitro Larrionda marcó penal y como una constante en estos partidos jugados en Uruguay, Ferrari lo canjeó por gol. Los ingresos de Herrera, Mandra, Vitamina y Papa no mutaron el mapa táctico pergeñado por Russo. Simplemente se produjo un cambio de figuritas que, con el devenir del partido, entregó respuestas disímiles. Igualmente la sensación no se modificó. Cada intento que conducía ahora Vitamina encontraba en Mandra y el pibe Herrera a sus fieles laderos para mantener latente la posibilidad de definir el pleito. En tanto la versión remodelada de Fénix esbozó alguna aventura en su afán por no darse por vencido pero Curbelo no tuvo precisión cuando gozó de alguna chance. Central regresó a Rosario con el estímulo de sentirse el dueño del verano. Ahora tiene por delante la misión de lograr que esa onda ganadora también alcance las 19 fechas del Clausura.
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