Javier Parenti / Ovación
Mar del Plata (enviado especial).- Ocho gritos válidos, un par anulados y no menos de cinco ahogados por falta de precisión. Sí, Newell's llegó cuantas veces se lo propuso a posiciones de gol ante un combinado marplatense que no fue medida en cuanto a juego pero que le sirvió a Veira para ver cuánto de lo que pide se cumple, cuánto de lo que se entrena se lleva a cabo ante un rival desconocido y, sobre todo, como dice el Bambino, para que "los chicos vayan tomando el ritmo de juego con velocidad, reacción y definición, que son las premisas de hoy". Claro, un 8 a 0 no tiene casi necesidad de explicarse. Sino de mostrar cómo se llegó a esa cifra. Y esto es muy simple. Newell's cuenta con un futbolista distinto como Mauro Rosales, que todo lo que intenta le sale bien, que está imparable. Con Manso alcanzando un nivel que conjuga su habitual habilidad con la rapidez para marcar tiempos y colocar pelotas de gol. Con el ida y vuelta, con llegada contínua de Villar y Liendo. Con ..., sí está bien, el rival no ofreció resistencia. Pero esta vez ni bien entró a rodar la pelota se palpitó la goleada. Bastó que Liendo empujara a la red una pelota que Sacripanti hizo rebotar en el arquero tras una gran jugada personal de Manso. Y el gol no lo hizo el Loco porque se quedó embroncado con él mismo por errar, en vez de buscar decidido el rebote. Y en esto debe trabajar el Bambino. Aunque hay que reconocer que pelearla la pelea, como cuando a los 14' aguantó para dejársela servida a Manso y un minuto después se tiró con todo y marcó el tercero tras el desborde de Rosales. Pero se apura al definir y falla, como en tres chances seguidas entre los 24' y 27'. Igual, todo era de Newell's. El rival casi no pasaba la mediacancha y la lepra mostraba los primeros síntomas de velocidad. Como hizo por enésima vez Rosales para marcar el cuarto. O el quinto a los 30 segundos de reiniciado el juego cuando apareció Villar como dueño del carril derecho. Primero le sirvió ese gol y después se encargó de gritar un par de su autoría. "Que no pare el ritmo", gritaba el Bambi. "Abaniquen, presionen" insistía el DT y para dejarlo del todo conforme, el partido se cerró como había empezado. Otra gran jugada de Manso y definición de Liendo. Velocidad, reacción y goles, tres premisas que se cumplieron. El rival no fue medida, es cierto. Pero Veira está tranquilo porque "lo que me interesa es jugar y conseguir que el equipo llegue diez puntos al partido ante River. Y vamos por buen camino".
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