Año CXXXVI
 Nº 49.728
Rosario,
lunes  20 de
enero de 2003
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El afluente del arroyo Ludueña tiene un alto impacto contaminante
Al canal Ibarlucea también van a parar las cloacas del barrio Municipal y su zona
Hay una descarga autorizada y otras clandestinas

Sergio Roulier / La Capital

El canal Ibarlucea no sólo se desborda cada vez que llueve, recibe las aguas de conexiones clandestinas de la zona rural que lo circunda y es el destino de los residuos de los asentamientos ubicados a los costados. Allí también van a parar las cloacas del barrio Municipal, en el extremo noroeste de la ciudad. Esto provoca un impacto contaminante sobre el curso de agua -que encima es el principal afluente del arroyo Ludueña- muy similar al que generan las descargas clandestinas al norte del balneario La Florida.
El Ibarlucea constituye la principal causa de las inundaciones en Rosario y cada vez que se desborda provoca cientos de evacuados y autoevacuados. Necesita de una obra de canalización, que ya cuenta con los fondos de la Nación, y también un trabajo de mantenimiento y limpieza (ver aparte).
A la altura del puente sobre la calle Bouchard hay un tubo de donde salen líquidos cloacales que provienen de las cien viviendas que conforman el barrio Municipal. La Capital pudo comprobar el color grisáceo y el olor nauseabundo de los efluentes y la presencia de excrementos que llegan al canal. Esto se mezcla con la gran cantidad de residuos que hay dispersos a lo largo del curso y flotan sobre la superficie de las aguas y se amontonan sobre los puentes o desniveles.
Lo que más preocupa es que los chicos de la zona pescan mojarritas y hasta se bañan en ese lugar.
Según el director de Hidráulica municipal, Alberto Daniele, hay un sistema de cámaras de cloración que permite desinfectar los desechos cloacales que salen de los domicilios antes que lleguen al canal.
Es que el complejo habitacional fue levantado por el Servicio Público de la Vivienda a principios de los 80 con un sistema estático de desagües mediante pozos negros. Pero resulta que años más tarde las napas freáticas subieron, y entonces se debió construir una cámara de tratamiento. Este nuevo sistema siempre tuvo problemas y hoy no funciona.
Daniele explicó que por eso se recurrió a la cámara de cloración, "muy similar a las que existen en los desagües pluviales del barrio La Florida que reciben las conexiones cloacales clandestinas".
Los habitantes del lugar están convencidos de que los líquidos van al canal sin ningún tipo de tratamiento. "Acá vienen de vez en cuando a levantar una tapa que hay sobre Bouchard y a limpiar, y eso se nota porque ese día el tubo no da abasto", comentó Ramón Ferreyra, del centro comunitario Buenos Vecinos.
Consultado el funcionario sobre el impacto contaminante de esa descarga, respondió que "los líquidos no reciben un tratamiento total. Están desinfectados y llegan sin microorganismos, igual que en la zona norte".
Pero además reconoció que el impacto puede ser aún mayor debido a la existencia de las descargas no autorizadas que provienen de los asentamientos irregulares de la zona. Son otras 600 viviendas, se calcula.
El titular de la comisión de Ecología del Concejo Municipal, Pablo Javkin, admitió que resulta imposible hacer controles debido a la gran cantidad de volcaderos no autorizados, entre los que señaló a algunos camiones desagotadores que vacían en el canal.
Este medio dio cuenta hace una semana de que en Rosario hay desagües pluviales que tienen conexiones cloacales clandestinas. Estos van a parar al río Paraná, principalmente aguas arriba de los balnearios públicos, y a los arroyos Saladillo y Ludueña.
Para los técnicos de la Municipalidad estas conexiones tienen un "alto impacto contaminante", y según un estudio de la Facultad Católica de Química e Ingeniería deben ser eliminadas "en forma progresiva".
En el Ludueña se ha identificado uno de estos desagües a la altura de la calle Olivé. Y ahora se le suma el del Ibarlucea, principal afluente del arroyo dentro del égido urbano rosarino.
"La solución para el barrio Municipal es que se hagan las obras de cloacas, que están atrasadas", indicó Daniele.
Por ahora, se evalúa instalar un sistema de monitoreo de líquidos. Aunque todo parece estar a la vista.



Los chicos hasta se bañan frente a la descarga cloacal. (Foto: Sergio Toriggino)
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