El momento de mayor incomodidad de la jornada en la que Newell's enfrentó a Chicago se vivió cuando Veira dio la nómina del equipo alternativo y no lo encontraba a Adinolfi por ningún lado. Esteban Pogany lo fue a buscar al ómnibus y volvió para decirle a Ignacio Astore que fuera a revisarlo porque tenía "un dolorcito". Al final jugó Grech.
El uruguayo se fue muy enojado cuando el Bambino decidió sustituirlo en el entretiempo del partido de primera y nadie pudo convencerlo para que se bajara del ómnibus. Ni siquiera Passet, que fue expresamente para que el marcador de punta reviera su actitud, muy poco profesional por cierto.
Al final del segundo partido, Pogany lo fue a buscar y lo llevó hasta el centro de la cancha, donde lo esperaba Veira. Después, el entrenador habló del incidente.
"Nunca le voy a recriminar a un jugador que erre un gol abajo del arco porque le puede pasar a cualquiera. Sí me pongo muy loco cuando no cumplen en lo táctico porque nosotros trabajamos toda la semana para que estén concentrados en ese aspecto. El jugador que no esté concentrado en lo táctico, no juega. Es así de simple".
"Le dije que esto es muy serio. Nos estamos sacrificando para al menos intentar pelear arriba. Pero los jugadores lo saben perfectamente. El que está desconcentrado, el que no cumple tácticamente conmigo va para afuera, sea quien sea. Al jugador siempre le hablo de frente. Lo que les tengo que decir siempre se los digo mano a mano".
El fastidio del entrenador con la insólita actitud del futbolista uruguayo no pudo disimularse por más que todas las partes trataron de hacer su aporte para que el incidente pase desapercibido. El técnico negó represalias, pero seguramente a Edgardo Adinolfi le va a costar mucho remontar la cuesta. Todo por culpa de un ataque de nervios inoportuno y propio de un niño caprichoso.
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La Ciudad
