Aunque suene redundante, la nueva "Nueva Zelanda" ya lleva más de 20 años de reformas y transformaciones desde aquel rápido movimiento hacia un área de libre comercio con Australia iniciado en 1994. Representa uno de los países con la economía más abierta y orientada al mercado del mundo, y puede ser el ejemplo que adopte la Argentina si se decide a orientar el crecimiento económico por medio de la diversificación de los mercados exportadores y el aprovechamiento del potencial que arroja el sector agropecuario.
Así lo explicó Carl Worker, el embajador de Nueva Zelanda que comanda la consejería agrícola desde hace cinco años en Argentina. Irónicamente, el diplomático habló de los países ganadores pero se refirió a otros campos que van más allá de los deportes.
"Seguramente los argentinos nos conocen más por el rugby que por la similitud en la fortaleza de los sistemas de producción rural que tienen nuestras naciones", dijo y aclaró que "este no es un dato secundario si se toma en cuenta que fue el protagonista de los principales cambios que encaró nuestro país en las últimas décadas del siglo pasado".
El funcionario señaló que "el abandono del proteccionismo y la reducción del tamaño de nuestro gobierno, hasta la diversificación de los productos y servicios como los procesados, manufacturados, la forestación, pesca, turismo, educación y el incremento de las inversiones extranjeras, son algunos ejemplos de la transformación".
"Parte de lo que hicimos, lo viene ejecutando la Argentina, con la diferencia que en mi país se erradicó la corrupción, se diagramaron políticas de estado claras, productivas y se respeto por completo el camino definido por medio de acuerdo políticos de coalición", explicó el representante de la embajada.
Con una geografía que abarca sólo el 10 % el tamaño de la Argentina (270 mil Km2), y situada en las latitudes entre Rosario y Comodoro Rivadavia, Nueva Zelanda cuenta con 3,8 millones de personas y un total de 2 millones trabaja en agricultura, forestación y pesca (10%), manufacturas (15%), construcción (5%) y el 65 % en la construcción.
Sus principales mercados están en los países del continente asiático, que recepcionan en 37% de lo que produce. Un 22% manda a América, 15% a Europa de los cuales un 53% son productos agrícolas (según definición de la OMC) y un 47% no agrícolas.
En la misma senda recorrida por los países del Mercosur, Nueva Zelanda encaró un largo proceso de integración con Australia, alcanzando un área de libre comercio que abarca productos, servicios, inversiones y libre tránsito de personas entre ambos países. Si se combinan los PBI de ambas economías, arroja una cifra cercana a los 450 mil millones de dólares, lo que las convierte en la doceava economía más grande del mundo.
Nueva Zelanda viene ejecutando un plan estratégico que consiste en promover las exportaciones de mayor valor agregado, incluyendo turismo, educación, industrias creativas y exportaciones intensivas de tecnología. También biotecnología y empresas vinculadas con la economía de la información.
Esa nación es socia de Argentina en el Grupo Cairns, que nuclea a los países que pelean por la liberalización agrícola en la Ronda de Desarrollo de Doha de la Organización Mundial de Comercio (OMC). También tiene interés en profundizar el diálogo sobre un potencial acuerdo de libre comercio con el Mercosur a corto plazo.
Desterrando la vieja economía neocelandesa por medio de la corporativización y privatización de sus empresas públicas, el futuro habla de un tratado de libre comercio trilateral entre Nueva Zelanda, Chile y Singapur. ¿Despertará Argentina para aquellos años?