 |  | Análisis: Más aparato que renovación
 | Mauricio Maronna / La Capital
La pomposa "renovación" justicialista que se lanzó ayer en la mítica quinta de San Vicente no fue otra cosa que una módica puesta en escena de la unidad relativa del aparato duhaldista. ¿Qué tienen que ver con un remozado PJ figuras tales como Carlos Juárez, Manuel Quindimil, Hugo Curto, Lorenzo Pepe, Saúl Ubaldini, entre tantos otros barones del conurbano? Lo mismo que una nevisca en enero. Néstor Kirchner tuvo en la quinta (hoy convertida en museo) su bautismo de fuego con los peronistas pura sangre, esos que desconfían del discurso filofrepasista del mandatario sureño. "Yo no voy a ser el Chirolita de Duhalde como lo son algunos intendentes del conurbano", dijo no hace mucho Lupín, quien tuvo que guardarse esas palabras en algún lugar en donde no entra el sol. No fue un dato menor la ausencia de los mandatarios de las provincias grandes (con la excepción de Felipe Solá) ni de algunas primeras líneas de la dirigencia oficialista que no terminan de digerir la unción del sureño ni la estrategia de Duhalde de evitar las internas. Hay quienes incluso sueñan con que el congreso partidario del 24 de enero en Lanús consagre a Kirchner como candidato único. Más allá de la puesta en escena de ayer, la madre de todas las batallas será el cónclave que se realizará en el territorio de Manolo Quindimil, al que confirmó su asistencia el menemismo para intentar derribar el castillo construido por el jefe del Estado. Del resultado de ese encuentro se sabrá si la construcción es de arena o sus cimientos son tan poderosos como para hacerle sentir a Carlos Menem que el justicialismo tiene un nuevo líder (ver aparte). La pelea histórica (y cada vez más histérica) entre Menem y Duhalde se está llevando puesto al peronismo que, hoy por, se parece más a un club de gobernadores que al imponente movimiento que representaba a los trabajadores. Por eso que tienen razón los peronólogos que consideran que la única forma de reconstruir los tejidos rotos es dirimir el liderazgo por medio de una interna a todo o nada. Las alquimias para evitar que Menem y Duhalde diriman sus diferencias por medio de una confrontación son fuegos de artificios. Pero pueden terminar por provocar el incendio final del justicialismo.
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