Año CXXXVI
 Nº 49.723
Rosario,
miércoles  15 de
enero de 2003
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La visión de un editor

Julio Acosta es agente literario y editor de Ameghino Editorial de Rosario. Según su experiencia, no existe una relación directa entre editores y talleres literarios. "Lo que se evalúa es el manuscrito de una obra y se tiene en cuenta el trabajo del autor", señaló.
Acosta fue más allá con el análisis de los talleres literarios y señaló que, según su impresión, existen dos tipos de talleres: "Hay algunos que son meros "aplaudideros", donde la gente que escribe algo se queda sólo con la buena recepción de algún trabajo por parte de sus compañeros y eso puede funcionar como una limitante para una producción que suele ser solitaria e individual", explicó. "El otro tipo de taller es el que realiza una especie de "clínica" con el escritor: es más bien individual y se le trasmite al alumno qué hacer y cómo no hacer para convertirse en un escritor".
De todos modos, Acosta reconoció que hay muchas personas que no buscan en el taller "ser escritores" sino un espacio de relación y de intercambio.
Con respecto a las publicaciones de trabajos por parte de los editoriales, existen restricciones , sobre todo a la hora de publicar ficción. En general, el que busca publicar su obra, debe costearla de su bolsillo aunque existen algunas editoriales que desarrollan lo que en EEUU se conoce como "vanity book", donde se publican obras de "nuevos escritores".
También señaló que los concursos literarios son otra alternativa para quienes se inician en esta actividad y con el desarrollo que algunos países (España, México, étc.) propician en este sentido, están ganando en "confiabilidad".
En cuanto a las revistas literarias, otro espacio donde pueden difundirse trabajos de nuevos autores, Acosta sostuvo que es mucho el esfuerzo que realizan las publicaciones para subsistir, ya que no cuentan con publicidad. "El fenómeno que se dio en los años 60 con revistas como «Crisis » o «El escarabajo de oro», creo que no se ha vuelto a repetir", concluyó.


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