Año CXXXVI
 Nº 49.723
Rosario,
miércoles  15 de
enero de 2003
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Los talleres literarios, un instrumento para la reivindicación de la palabra
En Rosario ganan cada vez más adeptos. Qué buscan y qué encuentran los protagonistas

Fabiana Monti / La Capital

De veinte a setenta años, de las profesiones más variadas, con experiencias previas o sin ellas, con expectativas de publicar o simplemente para aprender. En la heterogeneidad de las expectativas está la esencia de los talleres literarios, un fenómeno que en Rosario, capta cada vez más adeptos. El punto en común es encontrarse en un espacio y utilizar a la palabra como un medio de expresión y comunicación.
La oferta de talleres literarios se multiplica año tras año en la ciudad, ya sea como emprendimientos privados de autores locales, docentes de letras o librerías como así también, desde instituciones públicas, como centros culturales, vecinales, la municipalidad o la universidad. Para quienes están en el "métier, "hay de todo como en botica", pero esa variedad también brinda posibilidades para que la gente elija el lugar donde se sienta más cómodo.
Si bien el objetivo es aprender a escribir o introducirse en la lectura, hay quienes lo buscan como una excusa para la socialización, otros, como una forma de conocimiento para relacionarse mejor y también están los que lo transitan con una clara vocación por la escritura.
El fenómeno no distingue ni géneros, ni edades, ni profesiones y está en la capacidad del tallerista, la posibilidad de llevar a buen término los distintos procesos por los que se acercan los participantes.
"La gente se acerca como una búsqueda de otros caminos, como una necesidad de conocimiento a sí mismo y para comunicarse de otra manera", indicó Magdalena Aliau, coordinadora del taller que funciona en el espacio de cultura del Colegio de Psicólogos de Rosario. Si bien reconoció que en algunos casos las personas se acercan con fines terapéuticos, no es el fin en si mismo. "Mi objetivo es el respeto mutuo, el seguir aprendiendo para que escriban y se comuniquen mejor verbalmente", agregó Aliau.
Existen distintos tipos de talleres: algunos que apuntan netamente a la escritura, otros más inclinados a la lectura de textos y otros tantos, que están compuestos por ambas alternativas. También existe alguna distinción entre los espacios para adultos y para los más pequeños o entre narrativa o poesía. Por otra parte, la crítica literaria también convoca como eje de algunos talleres.
Ana María Russo, profesora del taller de poesía de la Sala Lavardén, indicó que en la elección de poesía o narrativa, ya hay un camino previo marcado. "La gente se acerca con una intuición poética. La tarea del coordinador es encontrar disparadores para que la persona puedan entrar en ese camino", explicó y agregó: "Lo que buscan es una voz".

Tiempos de crisis
Para algunos talleristas, los tiempos de crisis son más propicios para que la gente se acerque a la escritura; para otros, los problemas económicos hacen que la gente no pueda continuarlos y suspendan la actividad.
"Los motivos por los que las personas se acercan no son como se pensaba en en un principio en los años 80, cuando eran unos pocos talleres", indicó Alma Maritano, coordinadora del taller Julio Cortázar. "La experiencia va demostrando que los motivos son diversos: aprender a escribir, a leer, ampliar el panorama de autores. Es encontrar un espacio de expresión que no pasa sólo por una cuestión técnica", se explayó.
En ese sentido, los talleristas consultados reconocen que en los trabajos hay una fuerte necesidad de tomar conciencia del medio que los rodea, con textos con fuerte sentido crítico a esa realidad que los circunda.
En cuanto a las producciones que salen de los talleres literarios, Maritano resaltó que distintas personas han obtenido premios o publicado novelas, producto de ejercicios del taller. "Es un espacio de libertad y democracia. Si bien hay consignas, en esta estructura son todos iguales y no hay jerarquías", manifestó.
Algunos de los talleres realizan sus propias publicaciones o sacan los trabajos a la calle a través de muestras o exposiciones.
Para Ana María Russo, la gran experiencia de talleres es promovida por la gran cantidad de festivales, muestras y narradores muy destacados, que existen en la ciudad, movimiento que genera una explosión generalizada. "Rosario es la capital de la poesía y esto genera una expectativa para escribir".
Magdalena Aliau, coincidió con Russo, en que la ciudad existe una gran inquietud literaria y consideró que la proliferación de estos espacios demuestra que la gente sigue buscando otros caminos. "Es una reivindicación de la palabra humana", aseguró.



Alma Maritano defendió la importancia de los talleres. (Foto: Daniel Carrizo)
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