HUGO LUCERO
Un álamo de enormes dimensiones creció en los últimos 80 años entre los hierros oxidados de un antiguo tractor abandonado en un campo de Comodoro Rivadavia, y con el paso del tiempo el tronco aprisionó a la máquina, por lo que ahora es un árbol con ruedas y tronco de acero, que además de causar asombro a curiosos y turistas, tiene una leyenda muy particular.
Realmente cuesta creer que un añoso álamo haya crecido entre los hierros oxidados de un viejo tractor que se utilizaba en el campo a principios del siglo XX.
El árbol con tronco de tractor se halla en la estancia El Refugio, del empresario comodorense César Herrada, quien compró el campo hace más de 30 años, ya con la curiosa imagen de la planta abrazando a la máquina. A la distancia se asemeja a un árbol con ruedas, y eso llama poderosamente la atención a cualquier observador, pero más cerca, la vista es increíble y sorprendente: los hierros del viejo tractor forman parte de su propio tronco.
¿Como pudo suceder eso? La explicación es que la planta germinó debajo del tractor, y al desarrollarse, su tronco y ramas aprisionaron luego a la pesada máquina, de tal manera que actualmente la base del árbol es una masa de vegetal y acero.
Pero ¿quien pudo dejar el tractor tanto tiempo estacionado, justo arriba de un árbol en crecimiento? Ahí es cuando surge la curiosa historia con perfil de leyenda del árbol-tractor.
Un sudafricano tozudo
La historiadora y periodista comodorense María Laura Morón -quien junto a Liliana Peralta, escribió "En las Tierras del Viento...última travesía Boers"- explicó que ese campo y el viejo tractor pertenecieron al sudafricano Diego Juan Venter.
"Venter fue el antiguo dueño del campo (lote 18), y tenía un peón también sudafricano, llamado Pedro Jacobo Van der Walt. Ambos fueron los primeros boers en llegar a la Patagonia. Parece que luego hubo problemas entre el patrón y el empleado. Y un buen día de 1924, Van der Walt se enojó y dejó para siempre el tractor ahí, justo donde después, creció la planta", contó.
"Diego Venter era una persona adinerada pero no sabía manejar el tractor, por lo que la herramienta quedó desde aquel entonces en el lugar y el álamo le creció encima", señaló María Laura.
Los datos le fueron referidos por descendientes de la familia Venter, y la hija de quien dejó abandonado el famoso tractor, la señora Hammond.
En tanto, el actual dueño de Mi Refugio, César Herrada, dio otros datos que difieren de los brindados por Morón, y que también forman parte de la leyenda en torno al tractor-árbol, eso sin descartar que los protagonistas hayan sido los mismos.
"Dicen que el dueño de la máquina intentó retirarla un día del lugar, pero el dueño del campo le dijo: "Usted saque el tractor, pero no me toque la planta. Quiero que ahí crezca", dijo Herrada.
El hombre se exprimió los sesos para sacar el tractor sin dañar el árbol, pero no hubo caso. "Enojado fue a la Justicia, pero le dieron la razón al estanciero, según cuenta la leyenda", añadió.
"Entonces el hombre fue hasta la máquina, le sacó una pieza, y dijo que si él no podía usar el tractor, nadie más lo haría", dijo Herrada. Así fue que el viejo tractor quedó abandonado en el campo, mientras desde abajo crecía un incipiente álamo.
Hoy es un enorme árbol cuyo tronco aprisionó los hierros de la máquina, con la que, según Morón, el sudafricano Pedro Van der Walt llevaba lana desde el campo de Diego Juan Venter a Camarones, Chubut. (Télam)