Messera no se esfuerza por romper las postales de su pasado inmediato. Como se reconoce un pasajero involuntario de la intrépida montaña rusa del fútbol, recita sin culpas el libreto del jugador que sufrió la tiranía de un nuevo proceso. -¿Cómo definirías tu paso por el fútbol mexicano? -Fue bastante raro. Cuando llegué me costó bastante por el tema de la altura. Pero a medida que me iba poniendo bien físicamente, empecé a jugar y a serle cada vez más útil al equipo. Tal es así que cuando empezó a sonar mi nombre en Central yo estaba jugando los partidos de la clasificación a la Libertadores. Aunque la realidad es que apenas estuve cinco meses. -¿Te sorprendió la decisión de que te hayan largado? -No, el que no quiso fue Carrillo. Por la explicación que me dio sus equipos no juegan con un enganche definido y entonces yo no tenía lugar en su planteo. Si fuera por los dirigentes del Cruz Azul me quedaba. -¿En qué puesto creés que se aprovechan mejor tus condiciones? -En Gimnasia jugué de enganche, de doble enganche y hasta con Gregorio Pérez fui delantero. No tendría problemas en acomodarme a cualquier planteo táctico. Es obvio que por mis características me gusta más jugar suelto, con libertades para llegar al área rival sin descuidar al adversario cuando tiene la pelota. -Teniendo en cuenta de que en algún momento también se habló de la chance que tenías de volver a Gimnasia para jugar la Libertadores, ¿cómo reaccionará el hincha tripero cuando te vea entrar con la camiseta de Central? -No sé, supongo que no le gustará demasiado. Desgraciadamente el hincha nunca se va a enterar cómo se dieron las negociaciones. A mí me dolió que las autoridades de Gimnasia no me hayan llamado como sí lo hizo Central. Acá los únicos que se interesaron en este tiempo fueron Miguel Russo y los periodistas de Rosario por el interés de Central. Tendrían que haberme preguntado, al menos, si tenía intenciones de volver al club. Pero ya pasó, ahora me debo a Central.
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