 |  | cartas Se consumó la estafa más grande
 | Es más que evidente la tenacidad y persistencia que demuestran los ahorristas en sus cacerolazos semanales (tres en Capital Federal, dos en Rosario y Mar del Plata, una en Bahía Blanca, Córdoba, La Plata y en otras ciudades). A un año de la pesificación e incautación de los depósitos, sus movilizaciones siguen molestando a los corruptos, a pesar de que los medios de comunicación no las difunden o deliberadamente ignoran para que el resto de la población crea que ya nadie protesta y bajen los brazos ante el avance de la impunidad. Los estafados prácticamente son los únicos que mantienen en alto la defensa de la reiteradamente violada Constitución nacional, ante el extraño silencio de los organismos que tendrían que defenderla. La firme voluntad de denunciar a la mafia financiera y política está haciendo que la minoría corrupta salga a criticarlos para dejar de oír: ¡basta de robar!, ¡basta de corrupción!, ¡basta de impunidad! A quien le moleste esto es porque integra el clan de los corruptos. Sin éxito, el gobierno trata de hacerlos responsables de la desnutrición, de la falta de medicación de los jubilados, de que no se firme con el FMI y por qué no de la deplorable imagen que tiene este gobierno en el exterior. Tratan de enfrentarlos con los piqueteros, cuando ambos grupos de ciudadanos reclaman lo mismo: justicia. Es fácil ver que el mismo Gobierno que le roba todos sus beneficios a los jubilados es el mismo que le quita el pan a los desnutridos, no le da trabajo a los piqueteros y roba los depósitos a los pequeños ahorristas. A la vez, planea favorecer a los banqueros con bonos compulsivos del Estado para los ahorristas, siendo que éstos últimos no los quieren porque no hicieron ningún contrato con el Estado. ¿Por qué Duhalde no destina ese dinero para los Planes Trabajar y para ayudar a la población y deja a los banqueros que paguen con su propio dinero las deudas que tienen con sus clientes? También resultan patéticos los políticos de oscuro pasado que maliciosamente dijeron que los ahorristas no estuvieron en el primer aniversario del 20 de diciembre en el Monumento porque estaban comprando en la peatonal. Estuvieron en el Monumento y representaron un tercio del escaso público. En su asamblea semanal resolvieron no llevar carteles identificatorios, tal como sucedió en el 2001 cuando espontáneamente, sin ninguna pancarta, los ciudadanos eran todos iguales exigiendo que se vayan todos. Sin duda alguna, los que brillaron por su ausencia en el Monumento fueron todos los políticos, que seguramente se encontraban haciendo compras en el centro, merced a sus abultadas dietas a costa de todos los argentinos. Alberto Seoane
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