El escenario de este crimen es extremadamente pobre. Los hermanos Flores-Díaz (en total eran cinco) vivían en distintas casillas de una villa ubicada en Guillermo Tell al 400, en la zona sur de la ciudad. Sus vecinos contaron en aquel momento que en sus encuentros invariablemente bebían mucho alcohol y que más de una vez, cuando ya estaban borrachos, solían discutir a los gritos por cualquier cosa. Paradójicamente, el día del crimen Juan José Díaz había sido el más tranquilo de todos. Lo mataron cuando entraba en su rancho, donde quiso refugiarse precisamente para no pelear con los hermanos.
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