Venado Tuerto. - Empresarios y vecinos venadenses se reunieron anteayer en el Centro Comercial e Industrial (CCI) con fuerzas policiales para tratar el tema de robos de cables telefónicos y de electricidad. Centenares de personas quedaron incomunicadas en los últimos meses como consecuencia de estos delitos y en algunos casos se quedaron sin luz. En tanto, la comisaría XII llevó adelante un amplio operativo que culminó con la detención de varias personas y el decomiso de más de 3.500 kilos de cables de cobre y de líneas telefónicas.
La zona más afectada por el robo de cables es el parque industrial de la ciudad, sobre la ruta 8, y barrios del mismo sector. El móvil de estos delitos se encuentra en el precio del cobre que, inflado por la devaluación, convirtió a los cables en un bien más que preciado para los reducidores.
El operativo comandado por el comisario Ariel Chuda culminó con allanamientos en diversos lugares de la ciudad y algunas detenciones. El más importante se hizo en un galpón del centro de la ciudad (Marconi al 500), donde se encontraron alrededor de 17 toneladas de cable. De ellas se incautaron 3.500 kilos, que se habían sido robados a Telecom y a la Cooperativa Eléctrica de Venado Tuerto (CEVT), hecho corroborado por sus técnicos. El resto quedó en depósito judicial hasta comprobarse su origen.
Chuda confirmó a La Capital que el operativo de secuestro de cobre fue el más grande que se haya realizado en el país y adelantó que las operaciones "aún no concluyeron". Se trabaja la hipótesis de una banda que opera en la zona y de otras que funcionan en otras provincias. Lo cierto es que el golpe producido en Marconi al 500 abrió un interrogante sobre el origen de los cables.
De las casi 17 toneladas encontradas ahí, gran parte provendría del menudeo que se realiza en la zona y por el cual los reducidores pagan cerca de 3,50 pesos por kilo. Un negocio sumamente rentable si se tiene en cuenta que el cobre cotiza a 8 dólares por kilo en el mercado internacional.
Entre las personas detenidas figura un revendedor de cobre -presente en los cables telefónicos o de electricidad- de apellido Hermosi y el operativo se llevo a cabo en calle Pavón al 1300 de esta ciudad. El detenido admitió que los cables que él obtenía, probablemente producto del cirujeo, los vendía en una planta de Cerrito al 800 de esta ciudad.
Otras dos personas que pertenecen al plantel de trabajadores subcontratados por la empresa Telecom fueron detenidas en sendos allanamientos policiales y tras comprobarse que tenían cables de origen ilegítimo.
Cadena productiva
En este sentido, trascendió que las próximas horas podría haber más detenciones a personas vinculadas a las empresas a las que les robaron cables, por su presunta participación en los hechos. Por su parte, se les iniciaron causas por encubrimiento al propietario del galpón de Marconi al 500 y al encargado de la planta de Cerrito al 800.
Presuntamente en este último lugar, donde funcionaba una precaria planta procesadora de sulfato de cobre, se realizaban tareas de reducción del material robado para su comercialización en el exterior. No obstante, la empresa estaba registrada legalmente, aunque el municipio le había llamado la atención porque generaba ruidos molestos y manipulaba elementos contaminantes.
Al parecer los cirujas vendían rezagos de cobre en Cerrito al 800. En menos de 48 horas la pequeña planta -aparentemente instalada por gente de Buenos Aires- convertía el metal en un producto embolsado, en forma de polvo blanco y fino que era utilizado para la elaboración de alimento balanceado.
Meses atrás el principal flanco de los amantes de lo ajeno eran los cables de electricidad. "Son más pesados y rinden más", dijo un idóneo en la materia, quien admitió que "también es mucho más peligroso porque los muchachos se prenden de los cables de alta tensión y se quedan pegados".
Esto se comprobó en Venado Tuerto: tras la muerte de dos muchachos electrocutados al querer robar cables de alta tensión, la tendencia pasó al robo de cables telefónicos. "Hoy se roban esos porque no implica peligro, aunque es mucho menos rentable", confió una fuente policial.
"Estos delitos -añadió la misma fuente- fueron aumentando considerablemente a medida que subía el dólar, porque básicamente representaba un nuevo negocio bastante rentable. Y eso que en el mercado paralelo se pagan menos de 4 pesos el kilo que luego los exportadores venden a 8 dólares".
En el caso de la planta venadense, aquí se le imprimía un mayor valor ya que el producto final era un costoso producto que se utiliza para la elaboración de un agregado para alimentos balanceados generalmente utilizados para engordar animales.