Año CXXXVI
 Nº 49.716
Rosario,
miércoles  08 de
enero de 2003
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Bush apuesta a las reducciones fiscales para reactivar la economía de EEUU
El presidente presentó su polémico plan que prevé un recorte de impuestos de 670.000 millones en diez años

Chicago. - El presidente George W. Bush presentó ayer un plan de reactivación que costará 674.000 millones de dólares en diez años y generará hasta "2,1 millones de nuevos empleos", para que la debilitada economía estadounidense se vuelva "saludable y vigorosa". Bush rechazó las críticas de que el plan favorece sólo a los más ricos. El plan incluye una serie de reducciones fiscales y ayuda a desempleados, pero excluyó algún tipo de auxilio para aliviar la crisis fiscal de los Estados.
"No podemos estar satisfechos hasta que cada parte de nuestra economía esté saludable y vigorosa. No descansaremos hasta que cada empresa tenga la posibilidad de crecer y cada persona que quiera trabajar pueda encontrar un empleo", expresó el mandatario en un discurso en Chicago.
El plan, que busca eliminar los impuestos pagados sobre los dividendos por los accionistas, creará 2,1 millones de empleos hasta el 2006 y brindará a unos 92 millones de contribuyentes una reducción de impuestos promedio de 1.083 dólares en 2003. El desempleo -que llega al 6% de la población activa- es uno de los grandes problemas de Bush.

Menos impuestos a los accionistas
La parte más costosa del plan de "crecimiento y puestos de trabajo", como lo denominó Bush, son las rebajas fiscales, especialmente la eliminación de los impuestos a los dividendos que reciben los accionistas. "No hay mejor forma de ayudar a que nuestra economía crezca que dejar más dinero en las manos de los hombres y las mujeres que lo ganaron", declaró Bush.
La eliminación de estos impuestos costará 365.000 millones de dólares en diez años. Bush dijo que la medida aumentará la inversión y beneficiará a los jubilados, a cuyos bolsillos va la mitad de esos dividendos en EEUU.
El recorte beneficiará a 35 millones de hogares accionistas, más de la mitad de los cuales son personas mayores, y votantes cruciales. El plan debe ser aprobado por el Congreso estadounidense -donde los republicanos controlan la Cámara de Representantes y el Senado- aunque por un pequeño margen que implica duras negociaciones. "Pido al Congreso actuar rápidamente y votar esta ley", reclamó Bush.
El proyecto del presidente estadounidense busca también acelerar los recortes impositivos aprobados en 2001, adelantando a este año las reducciones que debían tener lugar en 2004 y 2006. A pesar de fuertes presiones, el plan final no incluye transferencias a los Estados, que se enfrentan a la peor crisis fiscal en los últimos 50 años, según la Asociación Nacional de Gobernadores.
La prohibición legal de tener déficit ha obligado a muchos Estados a reducir los gastos educativos, despedir a empleados, aumentar los impuestos e incluso a soltar a presos.
Recordando los atentados terroristas que golpearon en septiembre de 2001 a Nueva York y Washington y dejaron unos 3.000 muertos, Bush subrayó que "pese a los shocks terribles que recibió nuestra economía, ésta sigue creciendo". Bush indicó que la desaceleración económica, que se tradujo en una recesión en los nueve primeros meses de 2001, había comenzado en el verano boreal de 2000, al final del mandato de su predecesor demócrata Bill Clinton (1993-2001). Según Bush, su anterior programa de reducciones de impuestos aprobado a mediados de 2001 "dio a la economía impulso en el momento correcto".

Críticas demócratas
Pero los demócratas criticaron duramente la propuesta. "El programa no estimula la economía, favorece a los ciudadanos estadounidenses más ricos y reventará el presupuesto a largo plazo", comentó John Edwards, senador de Carolina del Norte y aspirante a la candidatura presidencial demócrata. El conjunto de medidas propuestas por los demócratas suponen una inversión de 136.000 millones de dólares que, según ellos, pueden dinamizar rápidamente la actividad sin agravar el déficit de las finanzas públicas.
Además, numerosos economistas, han manifestado que el efecto real de las propuestas no comenzará a sentirse hasta el próximo año, y piden medidas que tengan impacto inmediato. Otros economistas declararon que en uno o dos años la economía estadounidense ya no necesitará el estímulo adicional, pero la rebaja de impuestos empeorará el déficit fiscal del gobierno. (AFP y Reuters)



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