| | Costa de Marfil, una arriesgada aventura para Francia
| París/Abidjan. - Francia, antiguamente también conocida como el "gendarme de Africa", se ha vuelto a meter en una arriesgada aventura en este continente. La ex potencia colonial se involucra cada vez más en los duros enfrentamientos entre rebeldes y tropas gubernamentales del presidente de Costa de Marfil, Laurent Gbagbo. Las conversaciones de paz para mediados de enero en París, anunciadas el fin de semana pasado por el ministro del Exterior galo, Dominique de Villepin, han sido cuestionadas tan sólo 48 horas después. El mayor productor de cacao del mundo podría caer en una catástrofe que Francia quiere evitar, según los analistas. Los medios franceses ya ven a un París engañado por el astuto jefe de Estado y los imprevisibles rebeldes. "Cayó en la trampa", opinaba el diario de izquierda Libération al comienzo del viaje relámpago de Villepin, quien pretendía llamar al orden al polémico Gbagbo. Tras el genocidio de Ruanda, Francia no quiere volver a apostar por el caballo equivocado y pretende evitar un desastre. La "Operación Turquesa", por la que París envió en 1994 ayuda humanitaria a Ruanda, tuvo un fallo: Francia había apostado demasiado tiempo por la entonces potencia hutu en el país para resultar creíble. Pero apenas regresó Villepin de su misión africana, encargada por el presidente Jacques Chirac, se produjo el enfrentamiento más sangriento de las últimas semanas. Unos 70 rebeldes atacaron cerca de Duékoué, en el oeste del país, a las tropas francesas, que respondieron al fuego de granadas y mataron a unos 30 combatientes. Nueve efectivos galos resultaron heridos. Ahora Francia ha enviado a 2.500 soldados para garantizar un alto el fuego cada vez más frágil. La guerra civil estalló en septiembre, después de que soldados amotinados se alejaran de las tropas del gobierno. Los rebeldes conquistaron todo el norte del país y también se hicieron fuertes en el oeste. Por su parte, Gbagbo controla los principales puertos exportadores y tiene el dinero suficiente para pagar a sus soldados y a mercenarios extranjeros. Francia considera que tiene una responsabilidad especial en Africa y quiere evitar de una manera activa que el conflicto quede fuera de control. Así describió Villepin su misión. Sin embargo, el líder rebelde Felix Doh, del Movimiento Popular Ivoriano para el Gran Oeste (MPIGO), ya ha anunciado que nada va a impedir a sus hombres marchar contra Abidjan, incluso aunque miles o hasta un millón de sus miembros sean ultimados por las tropas francesas. En ningún caso podrá participar en las conversaciones de paz mientras las fuerzas de Gbagbo bombardeen sus posiciones. El MPIGO y el principal grupo rebelde, el Movimiento Patriótico de Costa de Marfil (MPCM), que controla el norte del país, quieren la salida del poder de Gbagbo y acusan a París de apoyarlo. "Me asombra que Francia esté intentando apoyar a Laurent Gbagbo, quien ha perdido todo su poder y es un cruel dictador que intenta matar y masacrar a la población civil", indicó el secretario general del movimiento, Guillaume Soro. Costa de Marfil se independizó de Francia en 1960. Chirac ha logrado reconocimiento en Africa y no le importa que le califiquen como "africano". En 2002 afirmó su intención de realizar una política activa para Africa. Ahora, la imagen del "gendarme de Africa", que durante décadas le aseguró también militarmente sus zonas de influencia, vuelve a estar en juego. (DPA)
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