La obras de la nueva terminal de pasajeros del Aeropuerto Internacional Rosario se reactivarán en pocas semanas. Así lo confirmó ayer uno de los miembros del directorio de la aeroestación, Juan Carlos Meroi, tras recibir en su despacho el decreto Nº3.873 firmado por el gobernador Carlos Reutemann y el ministro de Obras Públicas provincial, Edgardo Berli. El documento habilita el reinicio de los trabajos al fijar un sistema de actualización de los contratos de las obras públicas que se paralizaron hace ocho meses ante el desfasaje de precios.
El presidente de una de las empresas constructoras a cargo de la obra de la aeroestación (Pellegrinet-Pecam), Néstor Pellegrinet, adelantó que se reunirá hoy con el directorio del aeropuerto para comenzar a diagramar un nuevo cronograma de trabajo. "Tenemos hecho un 50 por ciento de la obra gruesa, restan terminaciones y equipamiento. Estimo que en febrero, a más tardar marzo, estaremos retomando las actividades", apuntó el empresario.
La unión transitoria de empresas (UTE) que conforma Pellegrinet con Pecam paralizó en mayo pasado las obras en el aeropuerto ante el desfasaje que sufrió el contrato original, ya que los precios de la construcción comenzaron a subir al compás de la devaluación.
Pero ahora Pellegrinet rescató la importancia de la firma del decreto provincial y señaló que "era la normativa que faltaba para reencauzar las obras". Además, subrayó que "la industria de la construcción es sumamente reactivadora ya que mueve a muchos gremios: no sólo a los constructores, sino a proveedores, contratistas y talleres que trabajan para la obra".
Lo que se hizo
La remodelación de la nueva terminal aérea de pasajeros debió estar finalizada en junio de 2002 según lo determinaba el contrato. Cuando la obra quedó en stand by ya se había realizado la mayor parte de la infraestructura del nuevo edificio. Tareas de demolición, hormigoneado, herrería, cerramientos de aluminio, colocación de vidrios e instalaciones sanitarias conformaron la primera etapa.
Luego, con la crisis económica nacional, el presupuesto no alcanzó. "El original era de 8.383.000 pesos pero hace poco tiempo lo recalculamos. A un dólar a tres pesos, ese primer monto total había ascendido a 16 millones. Por eso creemos que quedan por invertir unos 12 millones de pesos", apuntó Meroi.
El funcionario señaló que quedan por delante fundamentalmente las terminaciones de la remodelación, las que significan una inversión importante de dinero. "Es que esta segunda etapa -explicó- prevé la instalación de carteleras de vuelo, equipos de iluminación y otros para la parte operativa, que son muy costosos".
Y al momento de detallar las prioridades de la obra que se viene dijo: "Terminaremos con la parte exterior del edificio y daremos por finalizados los detalles de cabotaje (embarque y arribo de vuelos), para luego avanzar en una segunda etapa sobre el hall central".
Hoy por hoy el movimiento que registra el aeropuerto no es el de las mejores épocas. Bastan algunos datos para pintar una postal del lugar. Ya no hay vuelos internacionales regulares y hasta Southern Winds (SW) dejó de operar desde Rosario.
Como dato anecdótico, el dueño del kiosco ubicado en el hall central optó por abrir sus puertas sólo media hora antes de cada vuelo ante la escasa actividad que tiene la terminal. La empresa que realiza servicios de traslados pre y posaéreos de pasajeros levantó su puesto del lugar y en la playa de estacionamiento, por las mañanas, se visualiza sólo un promedio de cinco autos.
Las últimas remodelaciones
La crisis económica, sin embargo, no impidió que se realizaran en los últimos años varias remodelaciones en el aeropuerto. Entre otras refacciones se ensancharon y construyeron calles de rodaje, se instalaron ayudas visuales en pista y nuevos aparatos de balizamiento, se repavimentaron banquinas y franjas de seguridad y se iluminaron plataformas. En julio de 2001 se inauguró el Duty Free Shop, que ahora está momentáneamente cerrado por la falta de vuelos internacionales. El 22 de enero de 2002 se inauguró el depósito fiscal -que hoy opera vía terrestre a través de Buenos Aires-.
Y el último corte de cintas fue por la instalación del nuevo sistema de aterrizaje de última tecnología (ILS). Un equipo de autocontrol que facilita la labor del piloto al determinarle con exactitud a qué distancia se encuentra del punto de aterrizaje.