Cañada de Gómez. - La fábrica de acoplados La Helvética, una de las pocas empresas metalúrgicas del país que está por cumplir 100 años, contrató más personal en el marco de un proceso de reactivación. La nueva coyuntura infundió optimismo en directivos, quienes están armando una estrategia para hacerle frente al concurso preventivo y evitar la quiebra de la firma.
La clásica sirena que da inicio a las actividades volvió a formar parte de los sonidos de la ciudad en septiembre del año pasado. A pocos meses de ese simbólico episodio, la empresa triplicó el número de operarios e incluso evalúa la posibilidad de iniciar un proceso de reconversión con la fabricación de nuevos modelos.
"Comenzamos con una dotación de 12 personas y hoy la empresa opera con 40 trabajadores. Las expectativas apuntan a incrementar la planta en la medida que aumente la demanda de unidades. Somos optimistas en que esto ocurra en los próximos meses", explicó a La Capital el apoderado de la firma, Ricardo Romegialli.
En efecto, la fábrica cañadense que supo liderar el mercado nacional con más de 500 trabajadores opera a través de un convenio que mantiene con la empresa rosarina Delaway. En la actualidad está abocada a la reparación de unidades usadas y a la fabricación de acoplados estándar.
Los directivos de ambas empresas están estudiando la posibilidad de iniciar la producción de modelos que dejaron de producirse en la era de la convertibilidad, al tiempo que evalúan iniciar un proceso de reconversión para la fabricación de máquinas e implementos agrícolas.
La caída de La Helvética esta ligada al ingreso de acoplados desde Brasil. El empresario explicó que el tipo de cambio fijado por el ex presidente Carlos Menem generó profundas asimetrías con el principal socio del Mercosur, Brasil, y acentuó la política importadora.
La empresa aceleró a fines de la década del 90 un proceso de endeudamiento hasta su cierre. Uno de los primeros trabajos, tras la reapertura, fue la fabricación de un acoplado de 24 metros para firma Techint. La unidad será utilizada para el transporte de tubos sin costura.
"Tuvimos que pedir nuestra propia quiebra para que el Estado no nos rematara por las deudas contraídas con la Administración Federal de Impuestos (Afip). Así ingresamos en un concurso preventivo. Muchos pensábamos que no íbamos a abrir, pero acá estamos", dijo Romegialli.
El directivo sostuvo que el hecho de trabajar para Delaway le da a La Helvética "mucha tranquilidad porque no faltan insumos y el dinero para los salarios está disponible". En esa línea, adelantó que evalúa "nuevos proyectos que ahora son posibles a raíz de la devaluación".
Próximos pasos
Los próximos pasos de la firma serán presentar una propuesta en el marco del concurso preventivo, cuyo monto aún está en evaluación. Sin embargo, dejaron aclarado que la cifra será superior a lo que el mercado pagaría por las propiedades e instalaciones.
"Debemos evitar la quiebra porque ese es el camino más negativo", opinó Romegialli, quien no quiere repetir anteriores errores cuando mantuvo personal estable en momentos en los que no había actividad. "Queremos ser cautos -remarcó- y que la toma de operarios se encuentre acompañada por la demanda".
Romegialli manifestó que la empresa "se encuentra en un proceso de reactivación", aunque lamentó que "la situación la haya llevado a estar bajo cero y en malas condiciones para retornar a la tarea productiva". En este sentido, apuntó: "Vamos a respirar cuando una mayor cantidad de personas se sumen a estos proyectos".