Se fue la temporada 2002 y con ella también un capricho de varios años de la comisión de carreras: el de paralizar la actividad durante los meses de enero. Este 2003, por suerte, será distinto, y la temporada turfística del hipódromo Independencia comenzará con la reunión del próximo sábado 11. Fue una medida necesaria, para conservar el simulcasting con los hipódromos mayores, que en caso de ausencia rosarina podrían buscar su reemplazo por otros circos del interior.
Durante muchos períodos el Jockey Club apostó exclusivamente a las jugadas foráneas -hoy en manos de la Asociación de Hipódromos- dejando caer peligrosamente el nivel del turf rosarino, cosa que habrá que comenzar a revertir. Aunque hay que admitir que eran otras épocas y otra la situación económica, pero para los memoriosos, bajo la presidencia de Fernando Pinasco, no se paró un solo domingo la actividad local y no se llegó a suspender una sola reunión. En cambio bajo la presidencia de Bernardo Rouillón, que lleva más de una década en su mandato, el saldo en cuanto a cantidad de reuniones es casi penoso: en todo el 2002 apenas fueron 21, con un total de 168 carreras. Reuniones cada vez menos interesantes, poco público y lo más lamentable, no hubo acontecimientos para destacar.
Los gremios luchan, pero no alcanza
Solamente las Gremiales de Cuidadores, Jockeys y Aprendices, y la de los Vareadores, encabezadas por Angel Oscar Baratucci (h), Hugo Masciarelli, Juan Carlos Torres y Mario Palacios, tuvieron una acción valiosa y una lucha constante para recuperar el hipódromo. Se prometieron un sinfín de cosas para la actividad que nunca se cumplieron, como son el arreglo de la pista principal, aumentos de premios, remodelación de las instalaciones, etc.
Por mal camino
Los sistemas de anotación son pésimos, las condiciones de las carreras son demasiado repetidas, y todo se hace con el apuro de cumplir con el compromiso de entregar los programas a tiempo a un medio porteño. La reunión máxima de Rosario fue por décadas el 7 octubre, el día de la Virgen Patrona de la ciudad. Ahora fue traslada para otra fecha, perdiendo la esencia principal del turf. Los directivos tendrán sus justificaciones por sus relaciones con los hipódromos mayores, el simulcasting, etc. Pero todo, si se hace con previsión y con tiempo, puede tener una solución satisfactoria. El 7 de octubre es feriado en Rosario pero día hábil en el resto del país, de modo que ese solo argumento justifica cualquier gestión a nivel nacional para que se aproveche la fecha y se convoque a los aficionados rosarinos a festejar un día muy caro a sus sentimientos.
Siguiendo con el análisis: se programan mal las pruebas oficiales, no-computables o truchas. Mal organizadas las carreras cuadreras. La causa fundamental es que la gerencia de carreras hace un año que está acéfala, pues el Jockey Club solamente pensó en ahorrar el sueldo de dicho funcionario. Mal parece ser el común denominador de la gestión de Bernardo Rouillón y la Comisión de Carreras que preside. El Independencia anda mal, porque tiene una crisis de dirigentes, como así también de funcionarios. Las bolsas de premios son muy bajas y eso alarma a los entendidos. La voz de los propietarios se alza algunas veces, pero el Jockey Club hace oídos sordos. Parece obvio que los dirigentes tienen un doble discurso o que aplican aquello de que "miente, miente, que algo queda". Es por eso que, la Asociación de Propietarios, se encuentra entre "dimes y directas", por tal motivo, se le dificulta la posibilidad de tratar de revertir la situación.
Algo huele mal
El estado del circo rosarino es deplorable: hasta las fachadas que presenta sobre las diferentes arterias son muestra de un total abandono. Y pensar que antes recibían palabras de alabanza por su presentación y por su mantenimiento. Que todo el predio era un jardín florido. En contraste, en la actualidad el óvalo central (cedido al municipio) presenta un cuadro deplorable que es visto en todo el país a través del simulcasting. Se televisan yuyales de altos tamaños y las empalizadas de toda la cancha en pésimo estado. Sabemos que el personal que está asignado al mantenimiento es mínimo y no alcanza para cumplir con todas las tareas requeridas.
La Comisión de Carreras
Punto final para el 2002 en Rosario ¿Y la Comisión de Carreras que balance hará? La única conclusión posible es que se dejó caer la actividad y se la redujo a su mínima expresión. Que el Independencia se aleja más y más del fundamental propósito estatutario del Jockey Club, que es el fomento de la raza caballar. Las tribunas, en las carreras locales, están prácticamente vacías. En contraste, pese a que no se atiende bien al apostador y que las comodidades son precarias, cada vez se juega mas sobre Palermo, San Isidro y La Plata. Este 2003 podría y debería ser el año del despegue. Hará falta arremangarse y estudiar las distintas variantes posibles. Los que tienen muchos años de turf señalan, entre las vías posibles, correr los días de semana, utilizar la luz artificial, un estimulante aumento de premios, atractivos para propietarios de ciudades lejanas, etc.