Cañada Rica.- Una banda integrada por al menos cuatro delincuentes armados robó ayer 11 mil pesos y 1070 dólares de la sucursal de la Mutual de los Arroyos de esta localidad del departamento Constitución. En su fuga, los asaltantes tomaron tres rehenes y se enfrentaron dos veces con la policía. En el primer enfrentamiento, cayó muerto uno de los asaltantes, mientras el resto logró burlar a la policía cerca de la localidad de Rueda, con el botín en su poder.
Como todos los días, la Mutual de los Arroyos abrió ayer sus puertas a las 8. Ubicada en la calle principal del pueblo, ubicado a unos 70 kilómetros de Rosario, la institución es la única del lugar donde se pueden realizar pagos de impuestos, servicios y pagos de jubilaciones mediante un convenio con el banco Bisel de Juan B. Molina.
La rutina de la oficina, que tiene como empleadas a Graciela Simonovich y Elsa Bejarano, sólo se repitió durante cinco minutos. Las mujeres no tuvieron tiempo a reaccionar cuando un Volkswagen Polo de color rojo estacionó frente al local y cuatro individuos ingresaron corriendo, a cara descubierta y esgrimiendo armas largas.
En menos de dos minutos, los delincuentes juntaron en una bolsa el efectivo que había en la institución y emprendieron una veloz fuga por un camino rural que conduce hacia la provincia de Buenos Aires. El arqueo de caja de la entidad reportó que el monto del botín fue de 11 mil pesos y 1070 dólares en efectivo.
La falta de custodia policial y la ausencia de vecinos en la calle propiciaban un golpe casi perfecto. El destacamento de Cañada Rica, dependiente de la Unidad Regional VI, no tiene móviles ni teléfono y cuenta con un solo agente, que únicamente puede comunicarse a través de una radio. Así alertada, la policía de Juan B. Molina y de toda la zona hasta Villa Constitución inició la persecución del grupo por caminos rurales que conectan las provincias de Santa Fe y Buenos Aires.
Tiroteo
Dos comisiones policiales, de Villa Constitución y Juan B. Molina, cruzaron a los delincuentes en la zona conocida como Medio mundo. En ese lugar, en jurisdicción de la localidad bonaerense de Guerrico, el Polo utilizado por los ladrones volcó al romperse una de sus llantas y los maleantes continuaron su escape a pie.
Tras un violento tiroteo, los efectivos policiales abatieron a uno de los ladrones, que repelía los disparos con una pistola Glock de sofisticado diseño, e hirieron a otro, que aún con disparos en el hombro y en una de sus piernas siguió la huida junto a sus cómplices. Según la policía, la banda contaba al menos con un fusil Fal y una escopeta Itaka.
Al quedar sin vehículo, la banda redujo a un chacarero que pasaba por el lugar con una Ford F-100 de color rojo, y reanudó su huida en la camioneta por los polvorientos caminos rurales de la zona, seguida por una decena de patrulleros de las localidades santafesinas aledañas y una avioneta de la policía bonaerense.
Poco después ocurrió el segundo enfrentamiento, con la policía bonaerense. Unos mil metros antes de llegar a la localidad de La Violeta los delincuentes se apoderaron de un automóvil Volkswagen Passat, propiedad de un abogado que fue juez Federal, de apellido Blanco, al que obligaron a acompañarlos en su fuga. Pero el Passat tuvo problemas mecánicos y en jurisdicción de la localidad de Manantiales debieron cambiar de vehículo.
Allí el grupo se dividió. Una parte de la banda se apoderó de una pick up Toyota doble cabina y se llevó en el vehículo a la esposa del propietario del vehículo, Ana María Robles Viaña.
El grupo se dirigió nuevamente hacia la zona de Molina. "Los vi pasar hace unos 15 minutos. Yo venía con una máquina y me pasaron a menos de cinco centímetros, porque el camino es angosto. Iban como locos", contó un productor rural en la puerta de la comisaría de Cañada Rica.
Persecución vertiginosa
Alrededor de las 11, los que huían en la Ford F-100 cambiaron de vehículo en el acceso de Molina a la ruta 90. Allí se apoderaron de un Fiat Uno de color negro, se llevaron como rehén a la novia del dueño de este automóvil, identificada como Valeria Rodríguez y abandonaron a Robles Viaña.
En medio de un ataque de nervios, el novio de la rehén, Roberto Grosso, salió al encuentro de los móviles policiales que se concentraban en el acceso a Coronel Bogado, sobre la ruta 90. "El auto no importa, pero quiero que encuentren a Vale, que debe estar muy asustada", repetía el muchacho. En ese momento, tres móviles del TOE se incorporaban a la persecución.
Desde Juan B. Molina, y siempre con la policía pisándole los talones, se dirigieron hacia Godoy. "Hace un rato pasaron por acá, iban a más de cien por hora y agarraban todos los saltos. Al auto lo conocí porque justamente lo había arreglado el sábado", señaló un mecánico de Godoy.
Tras recorrer sin rumbo las calles de la localidad, los ladrones tomaron por un camino de tierra hacia Rueda, donde la policía les perdió el rastro.
Una hora después, la policía de Pueblo Esther comunicó que Valeria Rodríguez había sido abandonada en ese pueblo y viajaba en un remís hacia Juan B.Molina.
El asaltante muerto fue identificado como Rodrigo Oscar Sánchez, de 24 años. Es oriundo de San Nicolás, aunque su último domicilio era de Junín.
Una de las rehenes, Valeria Rodríguez, fue la primera en declarar en la causa; pero su relato no aportó mayores detalles sobre los asaltantes. La joven aseguró que fue obligada a mantenerse agachada y en ningún momento fue maltratada.
Hasta anoche, la policía todavía no había podido determinar el paradero del resto de la banda. La última pista del recorrido de los prófugos fue el hallazgo del Fiat Uno, que la policía encontró a las 20, a la altura de General Lagos.