Una y otra vez Central aparece en la conversación. La distancia no impide el contacto con el club que tanto quiere. Los miles de kilómetros no son barrera para sufrir por este presente de fantasmas pero tampoco representan obstáculos para dejar de soñar. Entonces tira la frase: "Estoy seguro que algún día voy a ser el técnico de Central". Pizzi no es de hablar por hablar. Cuando dice algo es porque está convencido de que así será. Entonces habrá que prestar atención y esperar que pase el tiempo para ver al goleador sentado en el banco en su nueva profesión. Para toda la ilusión del mundo auriazul.. "Es muy probable que algún día dirija a Central. No tengo dudas que en algún tiempo, no sé cuándo, seré el técnico", dice nuevamente cuando proyecta su futuro vestido con buzo de entrenador. Quiere tanto a Central que cuando la pregunta apunta a reseñar los mejores recuerdos como futbolista, no duda en responder: "De los momentos más importantes de mi carrera destaco el viaje a Colombia cuando pasamos a la semifinal de la Copa Libertadores. Pero no sólo el partido, todo el viaje. Porque en ese entonces se dividió el plantel y una parte se quedó jugando el clásico en Rosario y la otra viajó. Estábamos en el avión con la tensión del resultado y cuando llegamos a Panamá preguntábamos por el partido y sentimos dolor por la derrota y por nuestros compañeros que debían viajar con ese dolor. Y después a las 48 o 72 horas, vivimos toda la alegría en ese partido ante América de Cali". También aparecen entre los mejores recuerdos su época en Barcelona. "Aquí pasé momentos muy lindos, donde en los dos años que estuve ganamos 5 o 6 títulos, cosa que no se repitió después. Además gané una Copa del Rey donde metí un gol en la final y venía de una lesión. Y en Tenerife también pasé momentos muy gratos", afirma. Los sabores amargos que le dejó su paso por el fútbol los resume en dos. El más duro fue la eliminación de la Copa Libertadores contra Cruz Azul. "Jugamos contra un gran equipo y perdimos una posibilidad histórica con toda la tristeza que significó en su momento". Y su última etapa en Villarreal no fue de las mejores. "No estuve muy contento, el entrenador no interpretaba lo que los jugadores podíamos hacer y parecía que teníamos que ir siempre por caminos opuestos", sostiene. Pero es imposible no volver al equipo de Arroyito y su presente de lucha para permanecer en primera. "Ahora que ha pasado un campeonato, lo que lamento es que habiendo arrancado tan bien, había una buena posibilidad para sumar muchos puntos al margen de los discursos del campeonato y de la Copa Libertadores. Hoy, que ha pasado el tiempo, creo que perdimos una buena posibilidad de sumar más puntos, a pesar que los que tenemos no están mal. Pero como se presentó el inicio del torneo, Central tendría que haber sumado 30 puntos lo que ahora le permitiría, no relajarse, pero si aspirar a sacar 27 o 28 que es más accesible que sacar 35". -¿Te parece bien la designación de Russo para este presente? -Con Miguel hablé en un par de oportunidades, creo que consiguió cosas importantes como técnico y fue entrenador de Central en un partido histórico del club. Pero más que los técnicos, que si bien son importantes, lo que siempre valoro son los planteles y Central tiene lo necesario para aspirar a mantener la categoría. -¿Por qué creés que se llega a esta situación? -Es indudable que a esta situación no se llega sólo por lo futbolístico. Es inconcebible que en cualquier institución de cualquier país, se hayan vendido la cantidad de jugadores que vendió Central y a las edades en que se hicieron. Y encima todavía no está solucionada la parte económica. Por más que uno ponga buena voluntad y le salga el sentimiento centralista es incomprensible y muy difícil de explicar. Pizzi se engancha con Central. Le sale de adentro. Y la frase que tiró no pasa desapercibida. "Se que algún día dirigiré al equipo", dijo. Habrá que creerle.
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