Marcelo Menichetti / La Capital
Los integrantes de La Mosca, la banda de Ramallo formada en 1995 que saltó a la popularidad en 1999 y conquistó los mercados discográficos de Europa y los Estados Unidos, entró a la sala de grabación del estudio Circo Beat, de Fito Páez, para iniciar el registro del que será el cuarto álbum del grupo. El combo que lidera el cantante Guillermo Novellis regresó en noviembre de una gira por Estados Unidos, Puerto Rico y Canadá, y en un paréntesis abierto entre sus presentaciones públicas, los artistas iniciaron la grabación de un nuevo disco que se extenderá hasta mediados de febrero y que será conocido en abril próximo. "Recién entramos al estudio y estamos armando los instrumentos", anticipó Guillermo Novellis durante un extenso diálogo que mantuvo con Escenario. El líder de la banda que se hizo popular con hits como "Tranquilo Venancio", "Yo te quiero dar", "Para no verte más" y "Te quiero comer la boca", entre otros temas que adoptaron las hinchadas futboleras argentinas, dijo que el grupo está afianzado en un estilo y que continúa abriendo mercados en el mundo. Tras una exitosa temporada en España y en Italia, en 2000, los músicos argentinos comprobaron que Europa les abría sus puertas a su música, una combinación de ritmos como el steady, el rock, el ska y el reggae. El 2002 también fue un año prolífico para los artistas que obtuvieron el Premio Gardel de Oro por su último álbum "Buenos muchachos". Montados en la ola de la música festiva, aunque sin dejar de lado la dura realidad argentina, los integrantes de La Mosca alternan presentaciones en la Argentina y Latinoamérica sin descuidar los grandes mercados del disco como son los de Europa y los Estados Unidos. -¿Cuándo fue la última gira internacional de La Mosca? -Después de un show que dimos a principios de noviembre pasado nos fuimos a la gira norteamericana que incluyó visitas a Puerto Rico y Canadá. A la vuelta, ya en diciembre, actuamos en el Gran Rex y en el resto del mes hicimos algunas fiestas privadas, actuamos en Bolivia y volvimos a Buenos Aires para fin de año. -¿Solamente pararon para recibir el 2003? -El dos de enero era la fecha que teníamos prevista para entrar a los estudios Circo Beat y la cumplimos. Volvimos a Buenos Aires para grabar con la producción artística de Cachorro López. Todavía no tenemos el título porque recién estamos seleccionando los temas que van a integrar el álbum y vamos a estar hasta mediados de febrero trabajando para poder presentarlo públicamente en abril. -¿Los agarró el corralito? -A algunos de los pibes sí. Yo me salvé, pero me agarró la mutual de mi pueblo (risas). Nosotros no habíamos depositado pesos sino dólares de verdad. -Será difícil reponer los dólares trabajando en Argentina. ¿La realidad económica los hace mirar hacia afuera a la hora de tocar? -Sí. Nos hace mirar para afuera y también hacia adentro. Nosotros nos debemos al público argentino, porque que es nuestra base. Tuvimos propuestas para radicarnos en España y en Miami, pero dijimos que no por razones sentimentales y por cuestiones de conveniencia también. Miramos para el exterior porque, hoy por hoy, estamos muy bien posicionados en los principales mercados del mundo. Aunque dejamos de ser "la selección" que fuimos en el año 2000, allá tenemos una marca impuesta, un nombre y una empresa que trabaja en producción y nos garantiza los conciertos. Tenemos una gira asegurada todos los veranos en España, Portugal y en Italia también. Esa plataforma nos permite ir a Alemania y a Holanda, como ya lo hicimos. Paralelamente estamos muy bien en Estados Unidos, donde ya pasamos las 60 mil copias vendidas de "Buenos muchachos". -¿Se venden sus discos en América como se vendieron en Europa? -Tenemos discos de oro en Colombia y en Venezuela y somos muy populares en todos lados. Creo que esos datos indican que somos una banda reconocida. -¿A qué atribuyen que sus temas, en general festivos, sean adoptados por la mayoría de las hinchadas futboleras cuando los argentinos se caracterizan por un carácter bastante melancólico? -Los argentinos somos bastante amargos en la actitud que tenemos frente a la vida. Tomando como comparación las cosas que les pasan a los colombianos, o a los venezolanos, ellos tienen una actitud, no digo ni frívola ni conformista, sino que es una actitud frente a la vida muy diferente a la nuestra. Nosotros subimos a un taxi e, inevitablemente, terminamos hablando de la situación económica y política. -¿A qué atribuye esa característica del humor nacional? -Quizá suceda eso porque en la Argentina la gente está muy informada. Creo que aquí la media de la población está muy informada de todas las cosas que pasan y esto, en lugar de ser un antídoto para que no nos pasen cosas, no nos termina de favorecer. -Es decir que estamos informados y nada más. -Exactamente. Estamos informados al pedo, sabemos lo que pasa, vemos que se nos cae todo encima, pero no hacemos nada. -¿Esa circunstancia hará que la música de La Mosca pase de moda? -No creo. Yo no me pondría a cantar una canción que dijera: "El pueblo unido/ jamás será vencido". Hay cosas que son obvias y no porque yo no crea que el pueblo unido jamás será vencido. Yo en una canción dije: "Hoy que los pueblos unidos/han sido vencidos/ por tanta maldad". No tengo ganas de hacer una canción de barricada cuando todos sabemos quiénes son los malos. El que todavía no los detectó es un boludo. Después de los diez años de (Carlos) Menem, después de (Fernando) De la Rúa, después de un montón de cosas que pasaron y de un poder económico que se establece, después de un neoliberalismo económico que arrasó este país en los últimos 12 o 13 años, el que sigue pensando en eso como opción es un pelotudo. -¿En una banda tan mumerosa como La Mosca no surgieron proyectos individuales? -No, estamos muy bien juntos. Los únicos problemas que surgen en la banda son más bien de tipo afectivo. Hay gente a las que le pega más que a otros el hecho de estar lejos de casa y, entonces, extraña. De cualquier manera estamos en un momento humano increíble. También hay que tener en cuenta que respetamos códigos que hacen que la supervivencia de la banda esté asegurada. Los tres códigos que tenemos incluyen mujeres, dinero y agresiones físicas. Quien traicione en alguno de esos aspectos está fuera de este grupo humano. -¿El hecho de que la banda haya surgido de una ciudad como Ramallo, donde la mayoría de la gente se conoce, sirvió para fraguar la unidad del grupo? -Creo que sí. Me parece que hay cosas que se aprenden en una comunidad pequeña y que no se repiten en las grandes ciudades. Uno no es ni mejor o peor que nadie, pero todos los días tenés que salir a la calle y rendir cuentas de las cosas que hacés. No podés sacar fiado en la verdulería y no pagar nunca más porque se entera todo el mundo y no te fía nadie más. Me parece que eso tiene mucho que ver en la forma de actuar de cada uno de nosotros dentro de la banda y también con el respeto de esos códigos de los que te hablaba y que nos permiten mantenernos juntos y con la mirada puesta en el futuro.
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