El tramo no concesionado de la autopista a Buenos Aires, entre la General Motors y el arroyo Saladillo, sigue sin repararse y es una verdadera boca de lobo para los automovilistas. Entre las obras complementarias acordadas por el gobierno de De la Rúa y Servicios Viales, estaba el mejoramiento de ese ingreso a la ciudad. La empresa sólo le pintó la señalización horizontal. Su gerente general, Manuel España, dijo a La Capital que "está prevista su repavimentación entre julio y septiembre de este año, pero depende de una autorización del Organo de Control de Concesiones Viales". Lo que sucede es que también Vialidad Nacional lo incluyó en la licitación para la reparación y mantenimiento de la red de accesos viales a Rosario mediante los proyectos Crema, con financiamiento externo y contraprestación estatal. Y parece que hasta que la Nación no termine de acordar con los adjudicatarios de esa licitación el costo de las obras, éstas no empezarán. Y la salida a Buenos Aires seguirá como está, un desastre.
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