Año CXXXVI
 Nº 49.713
Rosario,
domingo  05 de
enero de 2003
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Mal olor. Consideran en "riesgo sanitario" a sectores del noroeste y suroeste
Cerca de 270 mil personas viven sin cloacas en los barrios rosarinos
Aguas Provinciales se comprometió a terminar todas las obras en el 2010, pero los trabajos están paralizados

El 43 por ciento de la superficie urbanizada de Rosario no tiene cloacas. Se trata de un amplio sector de 4.330 hectáreas en las que cerca de 270 mil personas conviven con olores nauseabundos, roedores, insectos y la siempre latente posibilidad de contraer enfermedades como enterocolitis y hepatitis A. De acuerdo a un informe elaborado por la Municipalidad, las áreas con mayor riesgo sanitario están conformadas por barrios que se asientan básicamente en el suroeste y noroeste de la ciudad.
Según destacó el titular de la Dirección de Hidráulica municipal, Alberto Daniele, en lugares como Bella Vista, Parque Casas y La Cerámica, "la presencia de zanjas que carecen de cloacas es muy peligrosa", debido a que por los conductos circulan desechos y desperdicios que representan un severo riesgo para la salud.
La situación no es exclusiva de estos barrios, ya que la misma realidad la padecen al menos 265.217 personas, es decir, el total de rosarinos que no tiene cloacas.
De acuerdo a lo estipulado en el contrato de concesión que la provincia firmó con la empresa Aguas Provinciales de Santa Fe en 1995, todos los barrios de la ciudad deberían tener cloacas en el 2010. Pero ese punto quedó congelado luego de distintos procesos de renegociación del contrato que terminaron produciendo -tras un decreto del gobierno provincial- la paralización de las obras en 1999.
El informe elaborado por personal de la Secretaría de Obras Públicas municipal destaca que "en los sectores que no cuentan con desagües domiciliarios ni cloacales, los vecinos vierten las aguas servidas -y en algunos casos los desbordes de pozos negros- a las zanjas".
Y el resultado es alarmante, ya que desde la Dirección de Epidemiología de la Secretaría de Salud Pública se han detectado casos de enterocolitis y hepatitis A. "Hay barrios en los que mediante conexiones clandestinas la gente lleva el agua del inodoro directamente a la zanja y eso implica un alto riesgo sanitario. Allí los chicos juegan a metros de las aguas servidas", apuntó el director de Hidráulica.

Los riesgos para la salud
Está comprobado que la salud de la población mejora a medida que se avanza en la extensión de los servicios cloacales, pero la realidad indica que un vasto sector de Rosario está siendo postergado.
Las enfermedades de transmisión hídrica que aparecen con mayor frecuencia en las áreas en las que no existe la infraestructura adecuada son las diarreas infantiles y las parasitosis.
En tal sentido, se conocen tres tipos de mecanismos de transmisión por los cuales una persona puede contraer alguna de estas enfermedades infecciosas: mediante la propia ingesta del agua en mal estado, al entrar en contacto la piel con el agua contaminada o a través de insectos que actúan como vectores transmisores. Este último caso es el de los mosquitos, que al estar en contacto con aguas servidas, sus picaduras pueden ocasionar desde lesiones cutáneas hasta un amplio abanico de infecciones diversas.
El último informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) subraya que en todo el mundo se mueren anualmente 1,7 millón de personas debido a la insalubridad del agua y a la falta de infraestructura e higiene. Un tercio de esas muertes se produce en Africa, otro tercio en Asia Sudoriental y el resto en Medio Oriente, el Caribe y América Latina.
La ausencia de cloacas es además uno de los aspectos que influye notablemente a la hora de analizar si una familia vive con Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI). Es que este indicador está conformado por cuatro aspectos: vivienda (características precarias), condiciones sanitarias (ausencia de cloacas), hacinamiento (más de tres personas por habitación) y escolaridad (niño de 6 a 12 años que no asiste a la escuela). Y basta tener algunas de estas condiciones para que una familia sea considerada con NBI.

Conexiones clandestinas
Las conexiones clandestinas que vierten desechos a zanjas o desagües pluviales también son un importante problema a resolver. En la zona norte, por ejemplo, el municipio realizó obras de desagües pluviales y Aguas Provinciales construyó las cloacas. El problema, según explicó Daniele, radicaría en que "Aguas no conectó las cloacas a los domicilios, por lo que muchos vecinos se conectan ilegalmente a los nuevos y viejos desagües pluviales, y vierten allí sus desechos".
De ese modo, los conductos clandestinos de grandes sectores de Alberdi y La Florida terminan desembocando en los balnearios costeros y de la Rambla Catalunya.
Y para evitar contaminaciones, el municipio colocó cámaras de cloración que les permiten purificar a diario el agua que moja las costas de los dos populares balnearios. A este trabajo se le sumó el año pasado una amplia campaña de concientización donde se le explicó a los vecinos los riesgos de conectar sus inodoros y pozos negros a los desagües pluviales.
Pero más allá de estos atenuantes, la ausencia de cloacas amenaza con convertirse en un problema grave para los barrios más carenciados de la ciudad. Al menos eso es lo que piensa el titular de la Unión de Usuarios y Consumidores, Alberto Muñoz, quien señaló que "el vecino que quiere conectarse a las cloacas tiene que pagarle en promedio a Aguas Provinciales unos 300 pesos más IVA. Con estos precios, es imposible que la gente de menos recursos pueda tener cloacas".
Muñoz destacó además que "los únicos trabajos cloacales que se hicieron fueron los que ya se habían comenzado antes de que Aguas tomara la concesión. En Rosario nunca se hicieron cloacas nuevas", se quejó.
Así las cosas, el panorama se presenta como muy preocupante. Numerosos barrios conviven con la latente y cercana presencia de la contaminación, las conexiones clandestinas enturbian las aguas de los arroyos Saladillo y Ludueña, y cerca de 270 mil habitantes de Rosario padecen a diario y en carne propia la triste realidad de vivir sin cloacas. Y el futuro aún es incierto.



La falta de saneamiento multiplica la contaminación. (Gustavo de los Ríos)
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