Mientras del lado rosarino del río están haciendo lo imposible para limpiar los camalotes desparramados por la orilla, del lado de enfrente -o sea en las playas del Banquito- no paran de agregar arena en los balnearios. El dueño del parador Vladimir, Juan Carlos Della Gáspera, aseguró que "si no se tiraba arena toda esta semana, el balneario desaparecía", algo que sucedió en mayo del 98, cuando se registraron los 6,44 metros históricos en el Paraná. Para graficar cómo influye la suba del río en las islas entrerrianas, Della Gáspera detalló que antes de la crecida la capacidad del balneario era de 3 mil personas, mientras que ahora entran unas mil menos. Y mientras que antes el espacio de la playa era de 600 metros por 200, actualmente está reducido a 300 por 100.
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