Desde el primer momento algo no encajaba en la versión policial sobre un choque que dejó un herido en bulevar Oroño y Mendoza, hace dos años. Con el tiempo se supo de qué se trataba: no se sabe por qué motivo, el sumario había sido armado para beneficiar al responsable y culpar a la víctima. La verdad se descubrió en los estrados judiciales gracias a los testigos del accidente, que fueron identificados a partir de las declaraciones que hicieron a un cronista televisivo. El choque fue así: un auto circulaba por bulevar Oroño hacia el sur y, aunque está prohibido hacerlo, giró a la izquierda para tomar por Mendoza hacia el este. También por Oroño, pero hacia el norte, iba una moto. Al encontrarse sorpresivamente con el auto el motociclista no pudo esquivarlo, lo embistió, salió despedido y acabó malherido. Al día siguiente en el sumario policial ya habían declarado tres testigos. Uno de ellos iba en el auto. Los otros dos dijeron que eran transeúntes. Sus relatos tenían algo en común: todos culpaban por el choque al motociclista, quien juraba su inocencia. Pero los testigos que entrevistó el periodista de un canal de TV local minutos después del choque dieron otra versión, muy distinta a la de los que aparecieron en el sumario instruído en la seccional 2ª: dijeron, sin contradicciones, que el auto había doblado en "L" y que la moto no frenó porque tenía el semáforo en verde. La jueza del caso, Graciela Sedda, terminó procesando al automovilista por las lesiones que sufrió el hombre que iba en la moto. Después la misma magistrada inició el juicio y entonces sucedió algo extraño: ninguno de los testigos cuya versión favorecía al conductor del auto se presentó a declarar y a carearse con el imputado, ni siquiera cuando los hicieron citar por la policía. Los otros, en cambio, sí comparecieron y ratificaron su versión de los hechos. El conductor finalmente fue condenado a 6 meses de prisión en suspenso y 18 meses de inhabilitación para manejar. Pero sus abogados apelaron y el expediente recaló en la Sala II de la Cámara Penal. Fue allí donde las irregularidades del sumario policial quedaron todavía más al descubierto. Aunque el fallo no lo dice, la presunción es que existió un arreglo entre el acusado y los policías que intervinieron. Esta idea tiene tanta fuerza que uno de los camaristas, Ramón Teodoro Ríos, escribió: "Algo huele mal en la investigación preliminar del caso". Ahora la Cámara Penal, con las firmas de Ríos, Juvencio Mestres y Humberto Giménez, confirmó la condena contra el chofer del auto, que es de la ciudad cordobesa de Marcos Juárez. También ordenó que se investigue a los testigos cuya versión favoreció al acusado. La sospecha es que mintieron o fueron plantados. J.S.
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