Año CXXXVI
 Nº 49.708
Rosario,
domingo  29 de
diciembre de 2002
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Santa Fe
De paseo por la bota
Balnearios, campings, estancias y un notable legado histórico invitan a recorrer la provincia en verano

La provincia de Santa Fe está surcada por ríos, lagunas y riachos que le imprimen a la región una notable dinámica. La frondosa vegetación que se extiende junto a los cursos de agua está habitada por diversos ejemplares de fauna autóctona. De esta manera la encantadora bota es ideal para organizar salidas de caza y pesca y, porqué no, animarse a practicar deportes náuticos y emprender safaris fotográficos.
En verano el río Paraná es la vedete de la provincia. Las principales ciudades ribereñas son el punto de encuentro de lanchas, yates y motos de agua, que llenan de color y buena onda las aguas marrones del Paraná.
También existen parajes alejados y semisalvajes, donde los fanáticos de la pesca se internan en arroyos y riachos para ir en busca de dorados, surubíes, amarillos, patíes, moncholos, armados, bogas y otras especies ideales para la fritanga isleña.
También vale la pena visitar un conjunto de pintorescas localidades distribuidas a lo largo de la ruta 1, como San José del Rincón, Santa Rosa de Calchines, Cayastá, Helvecia, Saladero Cabal, San Javier, Alejandra, Romang y Reconquista, que cuentan con instalaciones de camping, cabañas y bungalows y además atesoran valiosos sitios históricos. Es un lugar ideal para los amantes de la caza, pesca, deportes náuticos y safaris fotográficos.

A campo abierto
Así como en todo el mundo y en estos últimos años también en nuestro país, en Santa Fe comienza a desarrollarse un tipo de turismo que está directamente relacionado con sus características de provincia productiva: el turismo rural.
La provincia, parte significativa de la pampa húmeda, se caracteriza por contar con un importante número de establecimientos dedicados a las tareas agropecuarias. En la actualidad, algunos de ellos, están abiertos al público y ofrecen a los visitantes la posibilidad de vacacionar en un contexto campestre de singular belleza y tranquilidad, con el sabor genuino de las antiguas estancias del interior.
En estas fincas los visitantes pueden asistir a las actividades cotidianas del campo, como la siembra, cosecha, manejo de hacienda, ordeñe de animales, doma, cabalgatas, partidos de bochas, corrida de sortija, caminatas, fogones y guitarreadas.
Además existe la posibilidad de degustar todos los productos de la campiña en su lugar de origen. Entre las delicias se ofrece miel, dulce de leche, pan casero, huevos, carne de novillito, cordero, embutidos y quesos.
En contraste con el paisaje campestre surgen las dos ciudades principales de la provincia. Tanto Santa Fe capital como Rosario -ciudad más pujante e importante por número de habitantes- ofrecen excelentes posibilidades para desarrollar un turismo urbano, de pocos días, donde se garantiza el descanso y es posible disfrutar del río, alojarse en confortables hoteles, cenar en coquetos restaurantes y concurrir a museos.

Huellas europeas
A fines del siglo XIX nuestro país recibió una corriente inmigratoria que modificaría definitivamente su composición social y cultural. La provincia de Santa Fe fue uno de los lugares preferidos por miles de italianos, españoles, franceses, suizos, alemanes, polacos y judíos, que se asentaron en esta región fundando colonias y desarrollando una intensa actividad agropecuaria y más tarde comercial.
Estas colonias conservan el recuerdo de aquellos que le cambiaron para siempre la fisonomía a la región: objetos personales, fotos, historias, antiguos molinos y estaciones ferroviarias, obras de arte, fiestas y comidas típicas hacen sentir al visitante rodeado de un pasado directamente ligado a sus antecesores, en medio de la serenidad de paisajes naturales y la hospitalidad de la gente.
Localidades como Esperanza, Rafaela, Gálvez, Moisés Ville, San Justo, Humboldt, Pilar, San Jerónimo Norte, San Carlos, entre otras, atraen a quienes desean tomar contacto con sus raíces y compartir las fiestas típicas de las distintas colectividades.

Fortines y postas
Desde Rosario hacia el sur y hacia el oeste se encuentran una serie de pueblos antiguos, fortines y postas, donde se desarrollaron importantes acontecimientos de la historia nacional, además de grandes estancias y poblados surgidos a partir del proceso inmigratorio. Algunas de estas localidades son Villa Constitución, Venado Tuerto y Rufino.
También es recomendable visitar la ciudad de Melincué en la que se encuentra la renombrada laguna del mismo nombre: un espejo de agua de 14.000 hectáreas que ya desde el siglo XIX atraía a los viajeros por las cualidades curativas del agua y del barro de la misma. En los últimos años, la Sociedad Argentina de Estudios Termales respaldó científicamente la leyenda, incluyéndola en el mapa termal del país, y la Cámara de Senadores de la Provincia declaró a Melincué "Capital del turismo termal".
Por su parte, desde Santa Fe hacia el norte por la ruta 11 pueden visitarse colonias, antiguas estancias, pueblos de indios y finalmente los mojones de la industria taninera, hasta llegar al preciso lugar donde se asentara La Forestal: un sitio de auténtica arquitectura británica en medio de un extraño paisaje de palmeras y lagunas de singular belleza.
Mientras que desde Santa Fe hacia el noroeste hallamos una serie de pueblos y ciudades que albergaron a los viejos fortines que conformaron las distintas líneas de la frontera norte con el Chaco, así como una serie de núcleos urbanos nacidos al amparo de la expansión del ferrocarril. Algunos de ellos son: Laguna Paiva, San Justo, San Cristóbal, Sunchales, Tostado y Fortín Olmos, entre otros.



Las playas sobre el Paraná, el gran atractivo del verano.
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