Año CXXXVI
 Nº 49.703
Rosario,
jueves  26 de
diciembre de 2002
Min 21º
Máx 29º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com





Los incidentes durante los festejos de Nochebuena tienden a disminuir
El río se convirtió en la atracción de esta Navidad
La costanera ayer estuvo repleta de día y de noche. Muchos encararon para Funes o Roldán

Desierta y bastante limpia: así encontró a Rosario la mañana de Navidad. Aunque cabe hacer una aclaración, porque la costanera también es parte de la ciudad y ayer estaba colmada. Lo que estuvo desolado fue el centro, donde sólo se registró algún movimiento por los autos o colectivos -con frecuencias mínimas- que se dirigían hacia la zona balnearia o de Funes o Roldán. En síntesis, fue como una postal de fin de semana; pero con un agregado, la mayoría arrancó un poco más tarde.
Según aseguraron desde el destacamento policial ubicado en la costanera y desde los hospitales públicos, "los festejos estuvieron tranquilos comparados con otros años" (ver aparte).
La oficial Silvana Corbo, del destacamento 23 dependiente de la comisaría 10ª, aseguró ayer a La Capital que a partir de la 1 se dispuso un operativo especial para prevenir incidentes. "Unos 40 efectivos custodiaron esta zona, y sólo se produjeron hechos de robos y algunas peleas", detalló.
Para muchos, el escenario de los festejos de Nochebuena y la tarde de Navidad fue el mismo. Claro, una buena cantidad de jóvenes que anoche habían brindado -más de una vez- en distintos bares y boliches de la costanera, ayer a la tarde estaban en el mismo lugar, pero en vías de disfrutar de una jornada de sol y playa.
El sector público de la rambla Catalunya parecía la Bristol, estaban unos pegados a otros. Mientras, en La Florida festejaron Navidad unas "3 mil personas", según informó el gerente del balneario, Hugo Beletti, cerca de las 17, hora en que seguía entrando gente. En las piletas Alem hubo ayer 900 personas. Otra opción fue pasar el día en quintas privadas de Funes o Roldán.
Increíble pero real. Si bien la recolección de residuos diurna no se hizo ayer, la ciudad amaneció bastante limpia. En una recorrida que realizó este diario por calles transitadas como Cafferata, Córdoba, Santa Fe y avenida Francia pudo constatar que sólo había algunas bolsas -perfectamente cerradas- dispersas en las veredas. Evidentemente quienes no quisieron dejar la basura en su casa hasta hoy optaron por tirarla en los cestos dispuestos en cada cuadra. Por eso es que muchos ayer a la tarde rebalsaban.
El centro, un desierto. 14.30. Calor agobiante, negocios cerrados y feriado. Con ese panorama, ¿a quién se le podía ocurrir pasear por la peatonal Córdoba? A nadie. Por eso es que el microcentro fue un desierto. Lo mismo pasó en el macrocentro, donde sólo se observó algún movimiento de autos cerca del mediodía. Evidentemente, muchos tuvieron que liquidar las sobras de la noche anterior en casa ajena.
Tarde pero seguro. Nidia llegó ayer a la rambla Catalunya con sus dos hijos y todos los bártulos pertinentes para la ocasión, es decir, para quedarse unas largas horas. La mujer era consciente de que su reloj marcaba las 17, pero no le importaba en lo más mínimo. "Tenía que recuperarme un poco. Me costó arrancar, pero estoy acá, firme para quedarme hasta la nochecita. ¿No es la mejor hora?", se consoló. Los que hicieron buena letra y se acostaron temprano, fueron los primeros en llegar a la playa.
¿Experimentado o novato? Muchos de los bañistas que ayer aparentaban estar en perfectas condiciones no pudieron ocultar la marca de la almohada. Cuatro, tres, dos y hasta una hora de sueño cargaban algunos. En un radio de 50 metros, La Capital encontró los dos perfiles que, en estos casos, dan cuenta de la experiencia.
Martín, de 26 años, es el típico fiestero : "Son años de caravana. Ahora me limito a tomar sol, mirar algunas chicas, y después me iré a dormir más temprano", cuenta relajado y con una apariencia impecable a pesar de haber dormido solamente 1 hora y 45 minutos.
El otro caso es el del novato, que pone mucha voluntad para pertenecer al otro gremio pero al mismo tiempo lo vence el cansancio. Rodrigo es de este último grupo: "No aguanté y tuve que hacer una siestita para recuperarme. Recién ahora estoy un poco mejor", relató el joven antes de volver a apoyar la cabeza en la almohada improvisada que armó para conciliar el sueño.
Atrás quedó el champagne. "Basta de alcohol, por lo menos hasta Año Nuevo", dijo tajante Héctor cuando este diario le preguntó qué bebidas llevaba en la heladerita. A lo que agregó: "Sólo traigo sandwiches y bizcochitos. Y para acompañar, mate". Parece que la mayoría siguió la misma filosofía que Héctor: con un termo y un mate se las arreglaron.



Ayer, a las 15.30, miles de rosarinos disfrutaban del sol. (Foto: Daniel Carrizo)
Ampliar Foto
Notas relacionadas
Sólo heridos leves por el uso de pirotecnia
Papá Noel existe
Diario La Capital todos los derechos reservados