El presidente de la Nación, Eduardo Duhalde, estimó ayer que el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional podría ser firmado el 8 de enero, como resultado de la presión del Grupo de los 7. Un poco más cauto, su ministro de Economía, Roberto Lavagna, dijo que ese día habrá una reunión en Washington para avanzar en el cierre de un acuerdo por seis meses, pero declinó ponerle fecha a la rúbrica.
"De la reunión de ayer (por el viernes) con el Fondo tuvimos la buena noticia que los grandes países del mundo liderados por Italia, Estados Unidos y España, entre otros, avanzaron sobre el acuerdo que tendríamos que estar concluyéndolo el 8 de enero", afirmó Duhalde en su programa de radio sabatino.
El jefe de Estado manifestó además su "alegría de que se vaya entendiendo la necesidad de la Argentina de reincorporarse a la comunidad internacional y no endeudarse más y no aceptar cláusulas que puedan tirar abajo esta estabilidad lograda y a partir de la cual se puede pensar en una Argentina que produzca".
La Corte de la incertidumbre
Por su parte, el ministro Lavagna advirtió que el principal obstáculo para llegar a un acuerdo con el FMI es la incertidumbre que crea en el plano monetario "eventuales" decisiones de tipo judicial. "Este ha sido un obstáculo mayor, acrecentado en los últimos dos meses, y que sigue abierto".
El jefe del Palacio de Hacienda admitió que el acuerdo a firmar con el FMI será distinto del que se venía manejando hasta hace poco tiempo atrás. "Será un programa corto consensuado a partir de los datos internos que observamos", aseguró Lavagna.
Según el funcionario, "en los dos extremos del arco ideológico de Argentina no había interés en que fuéramos a un acuerdo más largo". Al respecto, consignó que "algunos ubicados más a la izquierda no tienen mucho interés en un acuerdo, y los que están más a la derecha se han manifestado en sus viajes a los Estados Unidos y demás, muy a favor de que no hubiera nada que fuera más allá de la fecha de terminación del actual gobierno".
Así explicó Lavagna la decisión del FMI de avanzar con un arreglo por sólo seis meses, a diferencia de los 12 meses que generalmente se pactan en este tipo de negociaciones. "Termina en julio, como quieren los partidos políticos argentinos".
En rigor, la decisión del FMI de firmar un arreglo de corto plazo y pasar a negociar con la próxima administración puede leerse como un empate técnico entre las partes. El Fondo, y más aún el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo evitan un golpe sobre sus balances por el full default argentino, pero no se convalida el "modelo sustentable" que le presentó Lavagna, que no convence a los directivos del organismo.
Dan por agotadas las posibilidades de llegar a un acuerdo de largo plazo con la administración de Duhalde y prefieren esperar a ver quien es el sucesor en la Casa Rosada para retomar las negociaciones.
El acuerdo no implicará desembolsos de dinero fresco sino la reprogramación de los vencimientos de deuda con FMI, el Banco Mundial y el BID, que suman unos 8.900 millones de dólares.
Para el gobierno argentino el arreglo transitorio significa sacarse de encima el peligro de un default que lo arroje afuera de los circuitos de crédito internacional y acceder a líneas de financiamiento que habían sido suspendidas, pero también alejarse de las hipótesis que visualizaban ciertas posibilidades de que Duhalde extendiera su mandato.
Lavagna precisó que los temas agendados ayer en Estados Unidos están "más concentrado en lo fiscal y lo monetario; precisamente por ser un acuerdo corto no tiene sentido incluir en él otros temas".
Admitió que "probablemente haya menciones, pero de orden mucho más general de los temas que se habían consignado en los cinco o seis borradores de carta intención que habíamos estado intercambiando hasta ahora".
Lavagna negó la posibilidad de introducir algún ajuste adicional al gasto o más impuestos de los que establece el proyecto de presupuesto del 2003, para lograr el acuerdo. "Nosotros defendimos muy fuertemente la idea de no aumentar impuestos. Es necesario mantener vivo el proceso de reactivación y no sería bueno repetir errores como los del pasado. El más reciente -ejemplificó- el de 1999, donde se mató un principio de recuperación económica precisamente por ajustes impositivos".
Lavagna, de fechas ni hablar
El ministro de Economía declinó hablar de una posible fecha para el acuerdo con el FMI. Indicó que tras la reunión del 8 de enero en Washington, llegará a Buenos Aires pocos días después, una comisión técnica del Fondo, y en ese momento se firmaría. "No nos vamos a poner fechas clave. El proceso sigue en enero con una reunión programada, importante, para el día 8 en Washington (a la que dijo no concurrirá, sino que lo harán miembros de su equipo), luego habrá una misión rápida de tres días a Buenos Aires y si todas las cosas van bien, permitirán cerrar ese acuerdo", detalló.
Por otra parte, Lavagna dijo que no está enfrentado con la subdirectora gerente del FMI, Anne Krueger. "El diálogo es bueno, más allá de diferencias técnicas que podamos tener y el diálogo personal es excelente", remarcó.
"Tenemos una excelente relación. Anne Krueger es una excelente profesional, de nivel internacional. Ella defiende su posiciones y sus convicciones con cierto vigor y con cierta fuerza y nosotros hacemos lo mismo. Lo grave sería que nosotros no hiciéramos lo mismo", concluyó.