Daniel Leñini / La Capital
La gente parecía emperrada en hablar de lo que no hablaban los medios. "Te digo que sí, ma; a la Nati le quedarían buenísimos los pescadores", decía la adolescente frente a la vidriera de Falabella. Distante (como si hubiese pasado más de un año) de aquella triste jornada, nublada y despoblada del 2001, la de ayer cerró sumamente activa, soleada y con miles de personas (en especial mujeres) tratando de resolver los regalitos de fin de año (ver página 13). Ya la mañana pintaba bien. "Ma' qué saqueos, quién inventó eso", cortó rápido al cronista Eugenio Gallo, titular de la agencia de loterías Vía Veneto, en pleno centro. "Hoy hay mucha gente, y gracias a Dios hasta el Gordo de Navidad se está vendiendo bien". Santiaguito, como se lo conoce al dueño del quiosco de diarios de peatonal casi Corrientes, señaló: "Más gente puede ser..., pero la venta, la venta es la misma". No coincidió el enfoque con el aportado en librería Ross y que ratificó el contraste entre los dos diciembres: "Del 1º al 19 vendimos un 40% más de ejemplares que el año pasado", señaló María Fernanda Mainelli Ross. "Aquella vez fue terrible, cada hora llegaba la amenaza terrorífica de que el centro iba a ser saqueado y corríamos a bajar las persianas. Ahora, por el entusiasmo y la gente que hay, incluso el domingo todos los negocios de la peatonal vamos a estar abiertos", avisó. A unos 100 metros, cruzando Corrientes y frente al Palacio Minetti, volvió a sorprender un solitario rubio de unos 20 años, ya visto días atrás, sentado tras un improvisado puesto que mostraba un lamento en tradicionales letras rojas dispuestas sobre fondo blanco: "Perdón por ser radical". Periodistas de La Capital distribuidos en calle San Luis y en los centros comerciales de Echesortu (Mendoza al 3800) y zona sur (avenida San Martín del 3000 al 5000) comprobaron lo mismo: que la gente continuó sus actividades habituales, y si de paso contaba con recursos para comprar algo, aunque sea bijuterí de tres o cuatro pesos, lo hacía (ver página 13). "No hay plata, pero al menos hoy cobraron los docentes el aguinaldo y algo de mercadería se movió. Me quedé sin capri blancos", expresó a media tarde Carla Isnardi (30 años) al frente de un negocio de ropa de damas en Galería Mendoza (al 3800). Matías Oyola, empleado de una juguetería a los pocos metros, expresó: "Si iba a haber lío, lo esperábamos para hoy, pero no pasó nada". En el cruce con Alsina, donde se levanta el Coto de Echesortu, la tarde se desarrolló normal. En la zona sur, por avenida San Martín, el movimiento pareció menor, siempre en un marco de tranquilidad. El móvil 2200 del Comando, cerca del cruce con bulevar Seguí, no se movió por un tiempo. Debajo de un pasacalles dispuesto frente a la iglesia La Guardia que decía "Navidad con Cristo; confiese y comulgue" (toda una sorpresa en el marketing eclesiástico), Domingo, un italiano de 67 años, expresó: "Está dura la cosa, pero cuando yo vine a los 17 años era peor". Calle San Luis, en el centro, demostró sobre las 18 aventajar a casi todos los otros puntos por la intensidad del movimiento. "Es impresionante la gente que hay", opinó Marcelo Oliva, empleado municipal de Control Urbano. "Pero también está lleno de mecheras y de pungas que van al apriete, al arrebato. Hay que tener cuidado". El atardecer reencontró a los reporteros en Córdoba y Sarmiento. El Muni Finkestein encaró a uno, le entregó el último Prensa Obrera que le quedaba y lo devolvió al mundo de la política: "Cómo se proyecta Pitrola; ese es nuestro, está en el comité nacional del PO", aclaró sobre el piquetero de alcanzada fama. "Pensar que Hadad decía «Pitrola es un pistola»; ahí lo tenés", insistió el Muni sin siquiera espiar por un segundo las pantorrillas potentes que pisaban la peatonal. "Porque el Polo Obrero es un partido clasista, no de desocupados...", siguió el hombre mientras la adolescente citada al principio, más preocupada por lo mundano, ya estaba a un try: "Dale, ma, los pescadores para la Nati y yo me llevo los shorts".
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