El panorama de las entidades agropecuarias está cambiando. Las múltiples transformaciones del sector operaron hacia el interior de las organizaciones de productores, incorporando nuevos temas y modalidades de trabajo.
En ese sentido, la experiencia de otros países, como Estados Unidos, merecen ser miradas con atención. El mes pasado, John Nicols, profesor del Departamento de Economía Agraria de la Universidad de Texas A&M y director del Centro para el Consumo y Marketing Agroalimentario, estuvo en el país ofreciendo una conferencia en el marco del Programa de Agronegocios de la UBA.
El tema del seminario fue: "Organizaciones de productores y estrategias de marketing". Allí se abordó el tema de la política agropecuaria de los Estados Unidos vinculada a las diversas formas de asociación entre productores.
Nichols señaló que los individuos tienden a agruparse para "obtener satisfacciones que no podrían lograr a través de la acción aislada o para resolver algún problema imposible de solucionar de forma individual".
"Generalmente las motivaciones para organizarse tienen que ver con la posibilidad de mejorar el poder de venta o la escala, reducir costos y maximizar beneficios, al tiempo que se acelera el aprendizaje a partir de las experiencias compartidas", señaló.
Por estas razones los integrantes de las asociaciones "están dispuestos a pagar aranceles por membresía, a dedicarle tiempo y ceder cosas (que una organización muchas veces lo requiere) porque piensan en un beneficio colectivo de toda la industria".
Programas genéricos
Entre los distintos tipos de organizaciones colectivas que hay en los Estados Unidos, Nichols se refirió a cinco: los programas genéricos o de promoción de commodities, las cooperativas de comercio, las asociaciones para negociar, los institutos de marketing y los sistemas de certificación, que son alianzas verticales.
El primero de estos tipos de organización tiene gran relevancia en los Estados Unidos: hay más de cien programas genéricos, tanto federales como estaduales con commodities de todo tipo.
Estos programas se dedican a hacer la promoción del producto genérico a partir de sus cualidades, invirtiendo una suma mucho menor a la de los productos de marca. Además promueven el desarrollo de nuevos productos y procesos.
Por ejemplo, en el caso del algodón que Nichols ilustró, los productores organizados desarrollaron nuevas técnicas para lograr una tela que no se arrugara para poder competir con los hilados sintéticos que poseían esa ventaja. Otras actividades de estos programas son las relaciones públicas, la transferencia tecnológica desde los técnicos a los productores, la educación del productor y del consumidor y el planeamiento de crisis de comercio.
Para analizar en concreto el tema de las acciones colectivas de los productores, Nichols propuso el estudio de un caso acerca del Departamento de Cítricos del Estado de Florida. También presentó otros casos como el de las organizaciones de productores de carne, teniendo en cuenta los intereses del sector en Argentina.
La Ciudad
