Año CXXXVI
 Nº 49.697
Rosario,
miércoles  18 de
diciembre de 2002
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El crimen de Marta García Belsunce
Llamaron a jefe policial para que no interviniera
Lo hizo el hermano de la víctima al celular del titular de la División Antisecuestro de la bonaerense

Buenos Aires.- El jefe de la División Antisecuestro de la policía bonaerense, Angel Casafús, recibió al menos tres llamados a su teléfono celular el día en que murió María Marta García Belsunce y, en uno de ellos, un familiar de la mujer le "pidió" que no enviara agentes al country de Pilar. El propio jefe policial lo reconoció en una declaración testimonial ante la Justicia y admitió que en una de las comunicaciones le pidieron que no mandara a la policía porque "vivían momentos de mucho dolor".
Anoche, el periodista y abogado Horacio García Belsunce, hermano de la mujer asesinada, reconoció que hizo uno de esos llamados. "Si, fui yo. Estaba tan mal que pensé que lo único que me faltaba es que viniera la policía", dijo al programa de televisión Periodistas. Y agregó: "Lo llamé a Angel (Casafús), con quien mantengo una buena relación, y le pedí que por favor no mandara a la policía al country porque vivíamos un momento de mucho dolor".
Sin embargo, el comisario mayor aseguró que a pesar del pedido de la familia, la misma noche del 27 de octubre pasado, día en que la mujer fue asesinada de cinco disparos, le pidió al jefe de la Delegación de Investigaciones de San Isidro, que fuera al lugar. Al respecto, los investigadores intentan determinar si existió alguna orden interna de las autoridades del country Carmel de Pilar, donde ocurrió el crimen, para impedir el ingreso de un patrullero que se acercó hasta allí.
En tanto, el médico Juan Carlos March, que certificó la defunción de García Belsunce, fue denunciado penalmente por "falsedad ideológica de instrumento público", y suspendido en el Registro de Firmas Médicas porque redactó el certificado como si la muerte hubiera ocurrido en la Capital Federal. Además, fue quien aseguró que la mujer murió de un paro cardiorespiratorio no traumático, cuando en verdad falleció por cinco balazos en la cabeza.
Pero los investigadores quieren avanzar aún más con las contradicciones que se registraron entre los médicos que participaron en el caso. Es que, según lo declarado ante el fiscal Molina Pico por uno de los dos médicos que vieron el cadáver de la mujer minutos después de su muerte, la escena que se vivía dentro de la casa era muy particular: la masajista de la víctima limpió con lavandina la sangre y quisieron mover el cuerpo del lugar donde fue hallado. (Télam)


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