Pablo R. Procopio / La Capital
"A la una, a las dos y a las tres. Vendido". Las frase se escuchó más de una vez ayer en el auditorio del Banco Municipal de Rosario, donde se remataron 20 autos, 12 motos y más de mil toneladas de chatarra de todo tipo, por un monto total de 301 mil pesos (ver aparte). Una subasta que contó con un número inesperado de interesados, quienes colmaron el auditorio del Banco Municipal, al punto de que muchos debieron permanecer afuera y sólo un grupo que fue a comprar autos pudo entrar después. Eran cerca de las 19 cuando se inició la primero de los dos remates programados. La capacidad del salón estaba colmada, había unas 350 personas en las dos plantas del auditorio, algunas de ellas paradas. La actividad dio comienzo con el remate de 1.200 toneladas de chatarra y rezagos: restos de muebles, rodados, herramientas y electrodomésticos. El público ofreció, por ejemplo, 12,5 centavos por cada kilo de los 333 mil correspondientes a restos de vehículos sin documentación y con prohibición de rearmado. También se llegó a ofertar 500 pesos por un lote que contenía partes de muebles metálicos y de madera, útiles varios, bancos de trabajo, sillas, sillones, butacas de cine, puertas, ventanas de madera y metálicas, tubos de oxígeno y básculas, entre otras cosas. No obstante, las propuestas dinerarias habían comenzado con 100 pesos, que despertaron quejas de la martillera. La subasta avanzaba al parecer con normalidad, pero en la calle un grupo de chatarreros (algunos llegados de Buenos Aires) se quejaba: no se explicaban por qué no los habían dejado ingresar. "Nos enteramos que la subasta había empezado pero igual nos quedamos en la puerta. No nos dieron ninguna explicación", sostuvo Román García, de Lomas de Zamora. Por eso, decidieron llamar a una escribana para que constatara lo ocurrido. Ahora decidirán si piden la anulación del primer remate. A duras penas, la cosa avanzaba en el salón. Y no más de cinco personas tiraban ofertas por la chatarra. Hasta que llegó el momento de los vehículos, primera experiencia de este tipo tras haberse aprobado la ley provincial Nº11.856 que permite a los municipios y comunas vender los autos y motos depositados en corralones y que nadie reclama. Eran unos 50 autos y 12 motos con libre deuda y sin IVA, aunque muchos habían sido retirados por problemas de último momento. La noticia ofuscó a varios asistentes, de por sí nerviosos por la espera. Es que la organización y la falta de antecedentes de este tipo de subasta obligaron a retrasar las cosas. Cada ingresante debía informar sus datos personales y dejar constancia de su identidad a la entrada. En esta segunda instancia empezaron a aparecer interesados particulares. Personas que habían visto algún autito con base interesante y querían ofertar por él. Pasadas las 20.15 el martillo empezaba a bajar. Ya se había permitido la entrada de algunos rezagados que esperaban el momento de los rodados. Todo terminó a las 22, cuando se vendió el lote 56, una camioneta Ford F100, modelo 1982, a 5 mil pesos, que había tenido una base de 2.800 pesos.
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