El Vaticano aprobó la segunda versión de las normas propuestas por los obispos norteamericanos para sancionar a los religiosos condenados por paidofilia, tres días después de haber aceptado la renuncia del cardenal Bernard Law, arzobispo de Boston, acosado por las críticas de sus fieles.
La jerarquía de la Iglesia Católica optó por una línea severa, aunque no tanto como lo había decidido en un principio la Conferencia Episcopal de Estados Unidos. En este sentido, introdujo normas para defender a los religiosos en caso de "acusaciones injustas", y mantiene la decisión de ser la propia Iglesia la que condene sin hacer ningún tipo de denuncia a la Justicia.
La Iglesia estadounidense tuvo que modificar el primer documento, mucho más severo, sobre el tema a pedido de las autoridades de la Santa Sede, que exigieron la inclusión del principio de la presunción de inocencia. La decisión del Vaticano, aprobada el 8 de diciembre, fue comunicada a través de una carta del cardenal Giovanni Battista Re, prefecto de la Congregación para los Obispos, al presidente de la Conferencia Episcopal norteamericana, Wilton D. Gregory, y divulgada ayer.
El nuevo documento sostiene "que una persona es considerada inocente hasta que un proceso o una confesión espontánea no pruebe lo contrario", de manera de garantizar mayor justicia a los religiosos sospechosos o acusados de paidofilia. La Santa Sede, escribe el cardenal Re, "apoya totalmente los esfuerzos de los obispos para combatir y prevenir ese mal".
Sólo para EEUU
Las normas fueron adoptadas "específicamente" para la Iglesia de Estados Unidos, precisa monseñor Re y no son válidas para otros países. "La ley universal de la Iglesia, reconoce ese crimen como una de las ofensas más serias que ministros consagrados puedan cometer y estableció que sean castigados con penas más severas y, si es el caso, los reduce al estado de laicos", afirmó el purpurado.
El Vaticano desea que las nuevas normas adoptadas por la Iglesia estadounidense, tras haberse reunido en Washington en noviembre pasado, otorguen "una protección eficaz a los menores y ofrezcan medios rigurosos y precisos para castigar de manera justa a los responsables de crímenes tan horribles". Recuerda que el mismo Papa se pronunció sobre el caso advirtiendo que "no hay lugar en la Iglesia para aquellos que cometen el mal contra los niños".
El Vaticano aprobó formalmente las nuevas normas a través de un decreto redactado en latín. El documento sostiene que se busca "constatar que las acusaciones sean verdaderas y confirmadas, para proteger los derechos humanos, entre ellos el derecho a la defensa y para garantizar el respeto de la dignidad de las personas afectadas, comenzando por las víctimas".
Gracias a las nuevas normas, los obispos pueden continuar o suspender "temporalmente" a los eclesiásticos acusados de abuso sexual, pero no pueden retirarlos del ministerio ni revocarlos del cargo por una simple acusación, como preveía el primer documento aprobado en junio en Dallas. La nueva versión aprobada por el Vaticano fue revisada por una comisión mixta compuesta por cuatro prelados escogidos por la Santa Sede y cuatro obispos de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos.
Una de las decisiones más discutida fue que los sacerdotes a los que se descubra un solo acto de abuso sexual a un menor serán apartados definitivamente del ministerio. Un sector proponía perdonar el primer caso.
El Vaticano espera que con las nuevas medidas, junto con la renuncia del cardenal Law, acusado de haber sido negligente y tolerante con los religiosos acusados de abusos sexuales de su diócesis, se tranquilice la comunidad católica, la cual ha disminuido su apoyo tanto moral como económico a la Iglesia de ese país. (AFP)