Año CXXXVI
 Nº 49.691
Rosario,
sábado  14 de
diciembre de 2002
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El 14 de diciembre de 2001 la ciudad, otra vez, marcó el inicio
A un año del día en que Rosario avisó con los saqueos
El súper Santa Ana, en Empalme Graneros, fue el primer comercio donde vecinos quisieron entrar

Daniel Leñini / La Capital

"Fue uno de mis mayores sustos. Veíamos que se juntaba toda la gente y que si entraban, rompían todo". Erika McKay, 22 años, relata los sucesos de aquel día sin solemnidad, espontáneamente, buscando la aprobación de sus compañeras y de los clientes parados frente a la caja. "Bajamos las persianas, llamamos al dueño del súper y nos arrinconamos. Menos mal que la policía, el Comando Radioeléctrico, llegó enseguida". El 14 de diciembre de 2001 se registraba en Rosario el primer intento de los saqueos que luego se reprodujeron como hongos en el país hasta acabar con el gobierno de De la Rúa.
Cerca del mediodía unos 100 habitantes de las villas de Empalme Graneros se pararon frente al súper Azul de Juan José Paso y Olavarría inaugurando una jornada aciaga: a medida que avanzó la tarde los arrebatos se concretaron en el súper Pampa, de avenida Eva Perón y Liniers (cerca del Village) y en otros puntos.
"Creo que todos los problemas de entonces se mezclaron en uno solo, el descontento, la necesidad de un cambio. Y se las agarraron con los súper", dice hoy Roberto Lazzaro, dueño de la cadena Azul. "Viendo lo que pasó después, creo que en Rosario se logró contener la situación, que los funcionarios actuaron responsablemente".
La calle Juan José Paso es un símbolo de Empalme. Desde que la traza se ensanchó la actividad comercial resultó potenciada, los comercios se pegaron uno al otro desplazando a las casas de familia. De 18 a 20 parece una peatonal, lo mismo los sábados al mediodía.
"El barrio tiene vida propia, siempre fue así, quien vive en Empalme gasta el sueldo en Empalme", dice Lazzaro.
Unos nenes piden monedas, otros juegan a un costado. Nino Orfeo, jubilado, 73 años, los mira y recuerda: "La policía no quería lío; recuerdo un oficial al que le llegó un piedrazo, miró a los muchachos y les hizo señas con las manos: «Tranquilo, viejo, no sean boludos». Si era yo les partía la cabeza de un bastonazo.
Los que vinieron a pedir comida se juntaron, deliberaron y dialogaron buenamente con el dueño del súper, quien les dijo la verdad: «Muchachos, se equivocaron de lugar»".
Leonardo Molina, 25 años, dueño de un quiosco frente al supermercado Santa Ana, relata todavía con el recuerdo fresco en su memoria: "Tuve mucho miedo, ni me lo esperaba. Para mí la protesta estuvo medio armada, la empezaron 50 personas que salieron de Solís y French. Fue la primera esquina del país, muy sorpresivo todo, no alcancé a cerrar que ya los tenía a todos enfrente. Espero que no se repetía nada igual, aunque el temor está".
Ramón, empleado de la carnicería Frigorífico Argentino, suena como el más pesimista: "Puede volver a suceder. Antes el kilo de carne estaba a dos pesos, hoy cuesta seis. Me parece que esto está cada vez peor".



La gente se agolpó en los súper, luego llegó la policía. (Foto: Enrique Rodríguez)
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