El vicepresidente segundo del Episcopado, monseñor Domingo Castagna (Corrientes), aseguró que los argentinos necesitan "una mano serena que gobierne responsablemente, no una varita mágica que haga brotar plata donde no hay trabajo", y advirtió que "los más humildes, que parecen ajenos a los complicados pasillos de la política, no toleran más seguir como están". Por su parte, el obispo de Posadas, monseñor Juan Martínez, criticó el "maldito negocio" de la droga y estimó que crece "infernalmente, porque hay complicidades", aunque sin explicitar de quiénes. En sendas reflexiones con motivo de la festividad de la Inmaculada Concepción de María, los obispos formularon duros planteos hacia la clase política y se refirieron a la problemática social del país. En particular, monseñor Castagna le pidió a la gente que "no se deje engañar con cierta dosificación de la asistencia social sin perspectiva de reactivación económica porque las transfusiones monetarias son medidas de emergencia para comer hoy, o pagar un buen entierro, pero, no sustituyen a la cultura del trabajo ni a sus fuentes genuinas". Otros de los que hablaron fueron monseñor Carmelo Giaquinta, arzobispo de Resistencia, y monseñor Miguel Hesayne, obispo emérito de Viedma. El prelado chaqueño volvió a reclamar una "discusión seria sobre la pobreza" en la provincia, en la que la situación de mucha gente es "descorazonadora", mientras que Hesayne opinó que la Argentina fue "robada por una minoría enriquecida mediante turbios mecanismos de políticas financieras" y pidió a la Virgen que le conceda al pueblo "la gracia de liberarse del pecado de la corrupción social y política para que surjan dirigentes con el coraje de la coherencia cristiana para trabajar por la justicia social". (DyN)
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