La historia de los criminales de guerra nazi que encontraron amparo en la Argentina después de la Segunda Guerra ha dado lugar a relatos donde la ficción y los hechos comprobables se confunden. En ese marco, "La auténtica Odessa", un libro del periodista Uki Goñi, propone una investigación que surgió de entrevistas con testigos y de la consulta de abundante documentación inédita y terminó con un descubrimiento polémico: "la complicidad directa del establishment argentino y del peronismo en el rescate de los nazis".
La historia de Odessa comenzó en 1944 en Madrid, cuando el servicio secreto de Adolf Hitler preparó una ruta para la fuga de los jerarcas nazis. Dos años más tarde la acción se trasladó a Buenos Aires y, según Goñi, involucró a Juan Domingo Perón y a personajes menos conocidos, como el espía germano-argentino Rodolfo Freude. El libro denuncia el papel del Vaticano, de la Iglesia Católica Argentina y del gobierno en la protección de criminales como Erich Priebke y Josef Mengele.
Goñi nació en 1953 en Washington, de padres argentinos. Desde 1975 vive en Buenos Aires, desde donde ha colaborado con diversos medios estadounidenses, argentinos y británicos. Tiene otros dos libros: "Perón y los alemanes" y "El infiltrado", sobre un criminal argentino, el ex marino Alfredo Astiz. "La auténtica Odessa", publicado por Paidós, será distribuido la semana próxima en librerías.
Más allá de la ficción
-La existencia de Odessa y la fuga de los nazis a la Argentina son temas frecuentados por novelistas y directores de cine. ¿Hasta qué punto es posible separar el mito de la historia? ¿Cuál es la "auténtica Odessa"? \-El escritor de ciencia ficción Arthur C. Clarke escribió una advertencia en el prólogo de su novela "2001: Una Odisea del Espacio". Dijo: "La realidad, como siempre, será aún más extraña." La realidad es que efectivamente existió una organización similar a la Odessa de ficción para el rescate de nazis, pero no estaba conformada solamente por ex miembros de las SS, sino que participaban plenamente el presidente Perón, el servicio de inteligencia de la Casa Rosada, ex colaboradores nazis franceses, belgas y croatas, el estado suizo, nacionalista católicos argentinos y prelados de la Iglesia Católica. Esto supera cualquier novela o película.
-Usted dice basarse en documentos recientemente descubiertos. ¿Cuáles son y qué datos le aportaron? \-Principalmente consulté documentos oficiales en Washington, Buenos Aires, Bruselas y Berna. Fue una carrera contra el reloj. La destrucción intencional de documentación, para borrar las pistas, habría continuado, en la Argentina, hasta 1996. Es probable que continúe aún hoy. En Estados Unidos, a través del Acta de Libertad de Información, solicité y obtuve documentos secretos.
En la Argentina, me pasé casi un año volviendo todos los días al Hotel de Inmigrantes en la Dirección Nacional de Migraciones, donde encontré el registro de la entrada de más de 2.000 personas relacionadas al tema. En Bruselas vi los papeles de Pierre Daye, el criminal de guerra belga que en reuniones con Perón armó una organización de escape. De Berna obtuve documentos mostrando cómo los agentes de Perón llegaron a un acuerdo con las autoridades suizas para que les dejaran pasar a los nazis clandestinamente a través de Suiza camino a Argentina.
-Ha entrevistado a testigos. ¿Destacaría algún testimonio en particular? \-He entrevistado a unas 200 personas. Sigo haciendo entrevistas todavía. Acabo de volver de Nueva York, donde el Centro Wiesenthal presentó la edición en inglés del libro. Allí entrevisté a Peter Malkin, uno de los agentes israelíes que participó en la captura de Adolf Eichmann en Buenos Aires en 1960, y a William Gowen, un agente secreto norteamericano que hasta mediados de 1947 le seguía los pasos a los nazis y colaboradores ocultos en Roma.
-¿Hubo realmente un plan para organizar la fuga de jerarcas nazis a la Argentina? ¿Cuáles fueron los primeros contactos de Perón con los nazis? ¿Quién, concretamente, fue su interlocutor? \-Sí, hubo un plan. El agente principal de Perón fue el ex capitán de las SS germano-argentino Carlos Fuldner, a quienes los americanos e ingleses venían vigilando desde que a fines de 1944 empezó a viajar entre Berlín y Madrid, organizando la primera red de escape. Fuldner luego viajó a Argentina, se reunió con Perón en la Casa Rosada, y fue re-enviado a Europa para rescatar nazis. Perón tenía ya contactos con los nazis en Sudamérica desde la década del 30, y durante el gobierno del GOU en 1943 los nazis le ayudaron a promover una revolución pro-argentina en Bolivia.
Secretos bien guardados
-¿Cuál fue el interés de Perón en tener tales relaciones? Se suele decir que fue engañado por Ronald Richter y el cuento de la bomba atómica argentina.
-Perón consideraba a los juicios de Nüremberg una "infamia" y se propuso rescatar a los oficiales nazis de la justicia aliada. Esto va mucho más allá de Richter. Lo de Richter es anecdótico, aún hoy se intenta crear la impresión que la Argentina buscaba "técnicos". Adolf Eichmann, Josef Mengele y muchos otros criminales demenciales entraron como "técnicos", y luego se reunían personalmente con Perón. Aquí se estaba rescatando a criminales.
-¿La Iglesia Católica tuvo intervención en el ingreso de nazis en la Argentina? \-El libro revela por primera vez cómo en 1946 el cardenal Antonio Caggiano viajó a Roma y en nombre de la Argentina secretamente le ofreció al Vaticano el rescate de los criminales franceses que se hallaban ocultos en Roma. Esto abrió las compuertas para el escape a la Argentina.
-¿Cuánto se ha podido saber de la historia nazi en la Argentina? ¿Cuáles son las preguntas que permanecen abiertas? \-Lo fascinante fue justamente eso, que en mi libro logré levantar el velo sobre el secreto más celosamente guardado del siglo en Argentina. La complicidad directa del establishment argentino y del peronismo en el rescate de los nazis. Inclusive logré documentar el arribo del tesoro en oro croata, expoliado a las víctimas judías y serbias de Ante Pavelic, el "führer" de Croacia. ¿Qué queda pendiente? Eso es más difícil de responder. Cuando empecé no imaginé encontrar tanto. Si empezara de vuelta sabiendo lo que ahora sé, ¿quién sabe hasta dónde lograría llegar?
La Ciudad
