Año CXXXVI
 Nº 49.686
Rosario,
domingo  08 de
diciembre de 2002
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Análisis político
¿Reutemann descubrió el juego de Duhalde?

Jorge Sansó de la Madrid / La Capital

A priori, toda causa que mengüe la expansión de los políticos parece justa en la Argentina de 2002, ante los ojos de los argentinos que no las desaprueban. Ese es el desfiladero institucional por el que camina el país desde que sus funcionarios han decidido tomar nota de la demanda social del momento y actuar, como suele ser su costumbre, de modo improvisado, confuso y especulativo. Es decir, sin procurar conjurar antes el riesgo de terminar afectando a las mismas instituciones representativas que dicen querer salvar de la rodada de desprestigio que podría traccionar a todo el sistema democrático.
Apenas algunos meses atrás en este país existió una ola masiva reclamando "que se vayan todos". Amenazaba tan fieramente con barrerlo todo a su paso que los principales líderes del país -desde el presidente Eduardo Duhalde a Carlos Reutemann y Elisa Carrió, entre otros muchos- creyeron estar frente a una consigna decisiva, revulsiva y revolucionaria ante la que si no se adaptaban, sucumbirían. De ese reclamo social queda hoy nada.
Se haya tratado de un proceso profundo que hoy apenas se encuentra retraído o de un impulso anímico surgido de circunstancias adversas (lo que en todo caso debería ser materia de análisis en otro espacio) es suficientemente demostrativo de cuán variable -sino voluble- puede resultar la opinión pública. Pero ello no soluciona el grave problema de representación que hoy tiene el país. La ciudadanía, es cierto, está dispuesta a sostener la democracia y aunque admite que para ello requiere de representantes que administren la res pública en su nombre que sabe deberá ungirlos conforme su íntimo arbitrio, escatima de modo cerrado cualquier señal hacia la dirigencia política que desespera en tanteos por dar con la clave para reconstruir el vínculo entre elector y elegido.
La gente con su indiferencia, sea o no consciente, impone un escarmiento a los políticos, cansada de sus vicios, internas, mezquindades, mendacidad y corrupción. Los cocina al fuego lento de la duda en la que éstos se carcomen.

Dos locomotoras frente a frente
"Son dos trenes que vienen enfrentados a toda velocidad, cuando choquen hay que estar a buen resguardo". El tiempo que lleva de formulada la advertencia no ha hecho sino afianzar su vigencia. Los trenes no han detenido su frenético y alocado recorrido hacia el punto de colisión. Pero esta semana, desde el andén y a resguardo, el autor de la frase pareció alentar el desenlace al proponerle al presidente Eduardo Duhalde que él debería postularse a la Presidencia de la Nación.
Quizá por propia experiencia Carlos Reutemann sabe que al mandatario nacional le deben sobrar ganas de capitalizar electoralmente los incipientes logros de su gestión, que se agigantan en la perspectiva de las calamidades que se vaticinaban no hace mucho.
Difícilmente desconozca que son precisamente esas señales de marcha -no haber caído en la hiperinflación, haber abierto el corralito, el otorgamiento de un aumento salarial de 100 pesos que se anuncia será incrementado, haber contenido fuera del desborde violento e incontrolable al descontento social, la subsistencia de los planes sociales- las que harán imprimir mayor velocidad al tren que viene de frente: Carlos Menem.
La cuestión no es que Reutemann le haya formulado a Duhalde la propuesta que éste, a su vez, le viene reiterando a él casi a diario. Se podría hasta interpretar como una comprensible reacción de hartazgo en la que el santafesino, cansado de la presión presidencial -por las buenas y por las malas-, decidió finalmente cortar en serio con la saga espetando la oferta a modo de respuesta definitiva. "Yo no quiero ser, andá vos", bien podría haber dicho Reutemann, importunado por tanta recurrencia desde la Casa Rosada en pretender quebrar su negativa.
Ahora bien, esta hipótesis reduciría esa conversación -que tuvo la mejor confirmación posible al ser negada por el tentado y ratificada por el tentador- a un mero arrebato anímico con la fugaz trascendencia que tiene este tipo de reacciones. Es decir, incapacitadas de entrada de generar algún tipo de definición. Como siempre acontece con los enojos pasajeros.
Sin embargo, quienes protagonizan la conversación son ni más ni menos que dos de los principales actores de las decisiones por venir del lado del oficialismo. La materia de discusión fue, claro está, la Presidencia de la Nación, lo que debe leerse como la continuidad del dominio del poder en manos del peronismo. Esto es, el tema sagrado del justicialismo. Y la circunstancia había sido presentada como definitoria. Ya se había mencionado desde este espacio que el presidente convocaba al gobernador en procura de lograr, de una vez por todas, convencerlo para que aceptara la postulación presidencial. En auxilio de esta revelación había salido el inefable Luis Barrionuevo, afirmando públicamente que "el martes, el Lole será candidato". La reunión estaba prevista para el lunes previo al martes que aludió.
Aunque no se cumpliera su pronóstico, el sindicalista con su exteriorización dio una acabada muestra del pensamiento predominante en el gobierno nacional. Esto es el contexto en el que Reutemann le redobló la apuesta a Duhalde.
Conforme estas especulaciones no se trató de una conversación casual o al paso sino un análisis de situación por parte de dos pesos pesados del oficialismo. No es inverosímil colegir que movido por el interés prioritario que es conservar el poder en manos de su partido, en un momento en que la prensa vuelve a fotografiar en sus portadas a la principal candidata de la oposición, Elisa Carrió, destacando su acelerada recuperación en las encuestas y ante la magra cosecha en la que permanecen estancados los precandidatos peronistas ya lanzados al ruedo, Reutemann haya propuesto en serio a Duhalde que medite convertirse él mismo en la opción que está buscando.
Si esto pudo haber sido así, hay una inquietante pregunta que se acuña en el análisis: ¿por qué trascendió esa conversación? Duhalde tiene en común con Reutemann que ambos viene desmintiendo que serán candidatos a presidente y desde estos últimos días comparten otra reciprocidad la posibilidad de ser presentados cada uno como el candidato ideal del otro.
Pero el dato esencial de todos estos puntos de contacto es que parecen confluir en que, de un modo u otro, sin decirlo en el caso del santafesino, ninguno de los dos piensa que Menem debería ser la oferta presidencial peronista.
Si Reutemann y Duhalde conversaron la cuestión a solas, está claro que la oferta del Lole se conoció porque a uno de los dos o a ambos le interesó que se sepa. Y, seguramente, para que el riojano tome nota. Es una pésima nueva para el menemismo que el único dirigente peronista que goza de buena imagen, predicamento y proyección por encima de los mezquinos guarismos que hoy poseen sus pares partidarios decida romper su promocionada neutralidad y, a su modo, aparezca promoviendo a quien ellos consideran el principal enemigo de sus planes.
-¿Le propuso a Duhalde que sea candidato a presidente?, le preguntaron a Reutemann en las últimas horas.
-Es una posibilidad... confirmó el Lole, aunque se atajó enseguida.
Los periodistas quisieron saber por qué el gobernador piensa ahora que el presidente podría sucederse a sí mismo. "El hecho de que haya estado en un momento complicado de la Argentina y que estemos en una pequeña reactivación lo pone en una buena posición", especuló el Lole.
Está claro que Reutemann aceptó ante la prensa haber hablado con el presidente de una posible postulación de éste. Duhalde, en cambio, dijo: "No charlé con Lole de postulación alguna" aunque agregó -como para que se le crea- que "con Reutemann de lo único que hablo es de cuestiones institucionales vinculadas a su provincia".
¿A quién le conviene esta reentré de Duhalde en la escena presidencial? De hecho, no es lo mismo que las especulaciones en tal sentido surjan de los analistas que creen interpretar los deseos profundos de un político visceral como es el bonaerense o de sus propios colaboradores a que aparezca Reutemann postulándolo. Si Duhalde quiere -a pesar de sus negativas- mejor no podría haberle resultado. Si efectivamente está dispuesto a mantener su palabra como dice, a su vez, el santafesino que está dispuesto a hacer respecto de su propia negativa, éste le habría hecho probar al presidente una cucharada de la medicina que semana a semana Duhalde lo ha estado obligando a tragarse.

El candidato fantasma
Supongamos que se dude de la negativa de Duhalde (como Duhalde hace dudar de la de Reutemann): ¿no hace el Lole acaso confirmar lo que todos piensan -y que ya sea porque también lo piensan o lo usan como munición lo dicen los menemistas-, que el presidente quiere quedarse? \No se pueden separar todas estas especulaciones de otro sorprendente vaticinio que hizo Reutemann hace una semana: "El PJ va a tener otro candidato a presidente". Otro además, claro, de los que ya están lanzados y que -abundó- se trata de alguien conocido.
Esto fue dicho durante los días en que el gobernador decidió sacar a relucir su enojo por las presiones que malamente -a través de golpearles a sus alfiles- le estaban haciendo para ablandarlo en su negativa y que él en privado, aseguran, atribuyó al duhaldismo. "Si me buscan, acá los estaré esperando" desafió en papel de bravo.
En esos días había comenzado a expandirse el pánico en la Casa Gris. Veían con terror que el tren duhaldista los pudiera arrastrar. Y ya sabían que el tren menemista si pudiera los arrollaría. Ahora dicen estar esperando. "Lo mejor sería que estos se destrocen" opinan en torno a la interna entre Menem y Duhalde, mientras buscan resguardo por si se produce el choque. El objetivo es estar entero para cuando de los otros no quede nada. El Lole acaba de poner en descubierto el juego de Duhalde, que consiste en mantener viva por todos los medios la duda, una posible retractación suya y de ese modo evitar que Menem ocupe todos los espacios. De ese modo, ante la inconsistencia de los demás precandidatos peronistas para enfrentar -y eventualmente- derrotar al riojano llegado el momento, y con el Lole empecinado en sus nones, la candidatura de Duhalde se impondría.



(Ilustración: Chachi Verona)
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