Lo más fascinante de este país es la heterogeneidad de aspectos que se pueden descubrir. Partiendo de lo cultural, es bien conocida la historia de Grecia, tierra de dioses y personajes mitológicos.
Grecia lo tiene todo, desde ruinas históricas hasta las playas más paradisíacas que no tienen nada que envidiarle a las del Caribe. La primera parada del viaje la hicimos en la capital. Detención obligatoria en Atenas es la imponente Acrópolis (obra de Pericles). Además se puede pasear por el mercado de Monastiraki y comprar souvenirs con réplicas de las estatuas de la Acrópolis.
En Pláka se pueden visitar las tabernas con vista al Partenón, probar la exquisita comida griega (musaka, queso feta, pastístsio), pero si se prefiere es posible degustar una souvlakipita al paso o un giro.
Grecia está dividida en la parte continental e insular. Con mi amiga tuve la oportunidad de pasear por Atenas (Continental) y algunas islas, que son muchas y algunas imperdibles. De las islas Cícladas se destacan las playas y sus pueblos en los acantilados, desde los que se contemplan extraordinarias vistas, el más famoso es Firá en Santorini. Santorini es la isla de las casitas azules y blancas con sus capillas típicas y es también el lugar donde puede apreciar el atardecer más increíble que he visto en mi vida, sin exagerar. El sol se torna de un anaranjado rojizo imposible de describir en palabras. Es una isla que sufrió la erupción de un volcán, y por esa razón es que tiene la forma de una luna y la arena es oscura, haciendo contraste con las rocas de las playas blancas y el agua cristalina.
Mykonos es la isla de la diversión, tanto como Ios. Además hay un complejo de playa llamado Paradise Beach y realmente lo es. Toda la isla lo es. Se puede nadar en un mar casi sin olas, hacer deportes acuáticos y tomar sol y bailar desde las 17 en las piletas del complejo o en la playa.
Lo maravilloso de Grecia es lo pintoresco de los paisajes: cada isla tiene su arquitectura característica. La isla de Delos, lugar de nacimiento de Apolo y Artemisa, con esculturas del siglo V a.C. Las ruinas son maravillosas y se conservan muy bien. Hay que llevar refrescos porque hay sólo ruinas. Se llega en barquito desde la playa Paraga (isla nudista) de Miconos.
De isla en isla, nos trasladamos en ferries enormes. Los más grandes están muy bien equipados con bar y hasta cines y casinos en su interior. No hay muchos argentinos y los pocos que van son bien recibidos.
Paola G. Pazcel
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La Ciudad
