Año CXXXVI
 Nº 49.686
Rosario,
domingo  08 de
diciembre de 2002
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Brasil
Alegría infinita
Las imperdibles atracciones de uno de los destinos preferidos por los argentinos

Se agitan las batucadas, redoblan los tamboriles y suenan las panderetas. En Brasil la felicidad parece no tener fin. El ritmo de samba no se detiene y la cercanía del carnaval potencia aún más el sentimiento de alegría que invade por igual a garotos y garotas. En este marco de fiesta permanente Brasil ofrece a los turistas para el próximo verano un extenso collar de playas bañadas por las impetuosas aguas del Atlántico.
Entre las opciones recreativas se destacan las excursiones de buceo entre corales, delfines y tortugas; los paseos por importantes centros comerciales; la práctica de deportes náuticos; la visita a antiguas fortalezas coloniales y la cautivante experiencia de observar las canoas de pescadores jugando con las olas.
Cuando calienta el sol, Brasil es uno de los destinos preferidos de los argentinos, que devaluación mediante, igualmente intentarán disfrutar de las bellezas del país de los pentacampeones de fútbol. Sentarse en un parador de playa a disfrutar de una caipiriña, ataviado con bermuda, sandalias y camisa flúo, bien puede dejar de ser un sueño para convertirse en realidad.

Manaus y Maranhao
* En los primeros años del siglo XX la ciudad de Manaus, capital del Amazonas, gozó de una gran opulencia y fue el centro cultural más importante del norte de Brasil. Los antiguos señores del caucho soñaron en transformarla en una ciudad de estilo europeo y la denominaron la París de los Trópicos. La arquitectura de sus mansiones confirma el lujo y la ostentación en que vivían sus adinerados habitantes.
El reflejo de ese período de prosperidad se encuentra en sus monumentos, como el teatro Amazonas, inaugurado en 1896. Construido con materiales y artistas de Europa, su nave central, en forma de arpa, tiene capacidad para 640 espectadores.
A orillas del río Negro, Manaus es un importante polo de turismo ecológico. Uno de los lugares más demandados es la playa de Ponta Negra, a 13 kilómetros del centro de la ciudad, donde en el reflujo las arenas avanzan sobre el lecho del río, formando un bellísimo contraste con las aguas oscuras.
Otro lugar imperdible es el bosque del Instituto Nacional de Pesquisas da Amazonia (Inpa), complejo formado por un jardín botánico, rico en especies de flora amazónica, y un jardín zoológico con animales nativos, algunos de especies en peligro de extinción.
Para profundizar en la historia y en el estilo de vida del hombre amazónico, la capital reserva importantes museos: el del Indio, con un gran acervo de objetos de las naciones indígenas del alto río Negro; el de Ciencias Naturales de la Amazonia, donde se encuentran insectos y animales disecados; el del Hombre del Norte, con colecciones que traducen el modo de vida, costumbres y cultura de los lugareños, y el del Puerto, con una colección de piezas históricas, documentos, planos e instrumentos de los ingleses que edificaron la zona portuaria en 1904.
* Con un litoral salpicado de playas y un valioso patrimonio histórico, Maranhao es uno de los estados brasileños donde las marcas del pasado colonial e imperial del país son más fuertes.
En sus estrechas calles y casas grandes con fachadas de azulejos, la capital Sao Luís (declarada por la Unesco Patrimonio de la Humanidad) reúne un conjunto arquitectónico integrado por cerca de tres mil edificaciones de los siglos XVII a XIX, que resume la ocupación del territorio por parte de franceses, portugueses y holandeses.
Pero, además de los atractivos arquitectónicos, Maranhao reserva algunas sorpresas naturales. Entre ellas, el Parque Nacional de Lençóis Maranhenses, el delta del río Paranaíba, la región de Carolina y los arrecifes del Parcel de Manoel Luís, el mayor banco de coral de América del Sur y un óptimo lugar para el buceo.

Ceará y Fernando de Noronha
* Conocida como tierra de la abolición -fue la primera provincia del imperio que abolió la esclavitud, en 1884, cinco años antes que el resto del país-, Ceará es la tercera economía de la región nordeste, superada únicamente por las de Bahía y Pernambuco. Su capital, Fortaleza, tiene un perfil arquitectónico moderno y es un importante polo turístico.
Tierra de caboclos, descendientes de la mezcla del indio, el negro y el portugués, Ceará es uno de los mayores polos culturales del país, marcado por la religiosidad popular y por la presencia de intelectuales sobresalientes en las letras y las artes. Son de Ceará los escritores José de Alencar, uno de los más importantes novelistas brasileños del llamado indianismo, y Rachel de Queiroz, nombre representativo de la novela regionalista.
Con calor todo el año y una temperatura amena por la noche, Ceará presenta un ecosistema diversificado, formado por regiones de bosque atlántico y marismas.
De la mano del crecimiento industrial, el sector del turismo es el que más se ha desarrollado en las últimas décadas. Fortaleza recibe anualmente un promedio de medio millón de turistas, atraídos, en buena parte, por los 576 kilómetros de litoral cearense, a lo largo de los cuales se extienden 87 playas y grandes extensiones de dunas.
Tierra de la langosta, Fortaleza dispone de hoteles de lujo, resorts, restaurantes, bares, centros comerciales e interesantes propuestas recreativas nocturnas.
* A 550 kilómetros de Recife (poco más de 1 hora de vuelo), el archipiélago de Fernando de Noronha está formado por 21 islas e islotes que brotan del fondo del mar, a una profundidad de 4 mil metros. Son 26 kilómetros cuadrados de naturaleza salvaje rigurosamente conservada.
Fernando de Noronha es la isla principal, repleta de miradores naturales que permiten divisar toda la belleza del lugar. Es la única habitada y tiene 16 playas de arenas blanquísimas, aguas transparentes y tibias, bancos de peces de colores y delfines acróbatas. Piscinas naturales, tortugas marinas, algas y esponjas completan el paisaje submarino.
El archipiélago es un verdadero paraíso para los amantes del buceo: sus aguas cristalinas, con una visibilidad de 50 metros, permiten al visitante conocer 15 de las 18 especies de corales existentes en el planeta, o simplemente contemplar la riquísima fauna marina.

Salvador y Puerto Seguro
* Más que la capital de Bahía, Salvador es sinónimo de felicidad. Es la ciudad brasileña que más evoca el ambiente distendido, las fiestas y la religiosidad. Fundada en 1549 sobre un colina que domina la bahía de Todos os Santos, Salvador fue la primera capital de Brasil. En 1763, por intereses de la Corona Portuguesa perdió esa condición en beneficio de Río de Janeiro. De sus años dorados en los que disfrutó del estatus de sede de la colonia, conserva todavía el fausto en la catedral basílica, ejemplo de la arquitectura portuguesa, donde murió, en 1697, el padre Antonio Vieira, cuyos sermones lo llevaron a ser apresado y condenado por la Inquisición, pena que más tarde fue anulada.La iglesia bahiana más popular es, sin embargo, la del Senhor do Bonfim.
* En el litoral sur del estado de Bahía, Porto Seguro ofrece el marco histórico más propicio para conocer la historia del descubrimiento de Brasil. Junto con Trancoso, Arraial d'Ajuda y Santa Cruz de Cabralia, forma el "quadrilátero do descobrimento", donde fue creado el Museu Aberto do Descobrimento (Made), mediante un decreto de 1996.
Delimitada en un área de 1,2 km2, la región del Made aloja el monte Pascoal (primer lugar divisado en Brasil, en 1500), una reserva de bosque atlántico y la Coroa Vermelha, lugar donde se celebraron las primeras misas. El área dispone de extensas playas casi vírgenes. También permanece preservado en ese cuadrilátero, el 80% de lo descripto en la carta de Pero Vaz de Caminha al rey de Portugal, comunicando el descubrimiento de la nueva tierra. El área protegida constituye un patrimonio cultural, ya que su paisaje repite hasta hoy gran parte del existente en 1500.

Río de Janeiro y Costa del Sol
* Enclavada entre la montaña y el mar, Río de Janeiro es la ciudad brasileña más conocida en el mundo. Incluso aquellos que poseen un conocimiento mínimo del país sudamericano la definen casi automáticamente como "ciudad maravillosa". La capital del estado reúne bellezas naturales que van desde las playas que recortan sus costas, como las de Arpoador, Ipanema y Copacabana, hasta los montes que enmarcan el paisaje, como el Corcovado y el Pan de Azúcar.
En Río está el mayor bosque urbano del mundo, Tijuca, totalmente reforestado en la segunda mitad del siglo XIX. La ciudad es además uno de los principales centros irradiadores de cultura nacional, cuna de tres géneros musicales brasileños: el choro, la samba y la bossa nova. Muchos atribuyen la forma de ser alegre y comunicativa del carioca a la vida nocturna de la ciudad, así como a la poesía que brota en las esquinas y el florecimiento de las artes a la privilegiada naturaleza geográfica de la urbe.
Se puede decir que en Río existe la otra ciudad, la de los montes cariocas, donde se radican las favelas. Aquí nació también la mayor manifestación popular del país, el carnaval, fiesta que mezcla a ricos, pobres y a todas las etnias en una misma avenida.
En carnavales se baila en los clubes y en las calles y, desde 1982, el mayor desfile de escuelas de samba del mundo se realiza en el Sambódromo, pasarela proyectada por el arquitecto Oscar Niemeyer.
* El contraste entre el lujo y la sencillez, lo colonial y lo moderno y las distintas formas de vida definen la Costa del Sol, situada al norte de la capital del estado de Río de Janeiro y también conocida como la región de los lagos. Está formada por más de 100 kilómetros de playas y lagunas de aguas saladas. Las principales atracciones turísticas son los balnearios de Buzios, Cabo Frío, Arraial do Cabo, Rio das Ostras, Maricá y Saquarema.
Buzios está considerado como uno de los mejores emplazamientos del país para la práctica de deportes náuticos, y entre sus playas se encuentran la Foca, Geribá, Brava, do Forno, Olho-de-boi (área de difícil acceso donde se practica el naturismo) y dos Amores (también centro de naturismo).
Por su parte, Cabo Frío es conocida por su pasado histórico y refleja la arquitectura colonial en monumentos como el Forte de Sao Mateus, construido en 1650. Tiene inmensas dunas de arena blanca y fina que se extienden hasta la simpática Arraial do Cabo, cuya población, de 19.000 habitantes, está formada en su mayoría por pescadores. Su principal atracción es el Pontal do Atalaia, piedra que se adentra en el mar y desde donde se pueden ver bancos de delfines.
Rio das Ostras es una ciudad más modesta, frecuentada por aquellos que buscan lugares tranquilos para la pesca. Mientras que Maricá, aunque próxima a la capital del estado, no por ello perdió el aspecto de pequeña aldea. Y Saquarema es famosa por el festival de surf que anualmente se realizan en el mes de mayo en la playa de Itaúna.

Florianópolis y Camboriú
* Bañada por 42 playas, Florianópolis es uno de los destinos preferidos por los argentinos. La capital del estado de Santa Catarina completa su paisaje con lagunas, dunas y pequeñas islas que se extienden sobre el litoral atlántico. Las estupendas olas de playas como Joaquina hacen que la ciudad sea escenario de campeonatos de surf de nivel nacional e internacional.
A lo largo de la costa, una serie de fortalezas construidas para evitar la invasión de los españoles y los holandeses en los siglos XVI y XVII testimonian las disputas por la colonización del estado. El centro de Florianópolis, con sus callejuelas, conjuntos de casas típicas, iglesias y museos, conserva ejemplos de la arquitectura azoriana, entre ellos, el antiguo palacio del gobierno, actualmente Museo Cruz e Souza, nombre dado en homenaje al poeta de Santa Catarina que integró el movimiento simbolista, y el Mercado Público, construido en 1898, que a la sombra de su higuera centenaria comercializa productos alimenticios y artesanía local.
Cerca del centro está también la casa donde nació Víctor Meirelles, uno de los autores que retrataron la primera misa rezada en Brasil. En la construcción, protegida por el Instituto del Patrimonio Histórico y Artístico, funciona el Museo Víctor Meirelles.
* Camboriú es un pujante y maravilloso balneario muy conocido por los argentinos, que no tardaron en enamorarse de sus amplias playas y la confortable infraestructura hotelera. Pero además hay otras playas cercanas como Porto Belo y Bombinhas, y diversas atracciones donde grandes y chicos pueden pasar días enteros de diversión y entretenimiento, con programas y juegos para todos los gustos.
El balneario de Camboriú, además de su imponente playa de casi siete kilómetros de extensión, es ya toda una ciudad, provista de moderna edificación y una hermosa avenida costanera que flanquea la playa en su zona urbanizada. Comercios, bares, confiterías, restaurantes, shows musicales, gimnasia rítmica en la playa, campeonatos de wind surf, vóley y otras diversiones lo convierten en el predilecto de jóvenes y adultos.



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