Las elecciones de representantes de jubilados para el futuro consejo directivo del Pami se desarrollarán hoy en Rosario, con urnas instaladas en todas las escuelas que fueron habilitadas en los últimos comicios generales. Se espera un destacado nivel de concurrencia, indicaron desde la delegación local de la obra social, dado el trabajo que desarrollaron en las últimas semanas los distintos centros de jubilados de la ciudad y sus alrededores.
En Rosario habrá lista única (no en otras regiones y provincias del país) y la misma estará encabezada por los tres candidatos a consejeros federales: Lázaro Fernández (de la Federación de Gastronómicos), Osvaldo Gigli (Centros de Jubilados del departamento Constitución) y Lucía Tenaglia (Jubilados del departamento General López). Cada uno de ellos, para ser candidato, tuvo que colectar un mínimo de 1.500 avales.
Los consejeros federales electos en todas las provincias participarán luego de un congreso nacional del que resultarán electos los siete jubilados que integrarán el consejo directivo del Pami; éste se completará con otros dos representantes del Estado y dos más de la CGT (Confederación General de Trabajadores). La normalización se hace entonces de acuerdo a lo que marca la ley 19.032 de creación del Instituto.
Sin interventores porteños
"Se termina la historia de que los interventores de Buenos Aires elijan al delegado del Pami", declaró Lázaro Fernández. "Ahora seremos nosotros quienes decidamos qué hay que hacer y cómo con la obra social de los jubilados".
Fernández señaló que "el acontecimiento que hoy se produce es único. Por primera vez en muchos años de vida del Pami los jubilados eligen a sus representantes. Vamos a trabajar para dar la mayor atención a la salud y la alimentación de los jubilados".
Ayer trabajadores del instituto montaron en las escuelas los preparativos para que el acto de hoy se desarrolle con normalidad.
Claudia Indiviglia, secretaria general de ATE Pami Rosario, señaló que "como empleados tenemos todas las esperanzas puestas en la normalización de la obra social".
La sindicalista atacó a aquellos "supuestos representantes de jubilados que se la pasan protestando y que cuando les llegó la hora de juntar los avales hicieron agua en su accionar y no llegaron a los necesarios".
Por lo cual no dudó en afirmar que la lista única que hoy se pone arriba de las mesas es "indudablemente representativa" del sector pasivo de la región.
Tras largos meses de incumplimiento de los pagos y corte de servicios, este año el Pami encauzó la relación con las clínicas, sanatorios y farmacias.
Muchos jubilados resultaron víctimas del descalabro de la obra social arrastrando déficit año tras año, a raíz fundamentalmente de la caída del empleo en blanco en la Argentina y por lo tanto los aportes patronales y de los trabajadores.
Algunos entendidos no le ven futuro al Pami hasta que no se de el debate de fondo: si las obras sociales sindicales deben seguir cobrando los aportes cuando los afiliados son jóvenes y sanos, abandonándolos una vez que se jubilan -y por lo tanto cuando aparecen las mayores complicaciones en salud- para que el Pami sea el responsable de atender los cuadros.