Año CXXXVI
 Nº 49.681
Rosario,
martes  03 de
diciembre de 2002
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Opinión: Ya se juega tiempo de descuento

Sergio Faletto / La Capital

Ya no hay espacio para errores ni divergencias. La situación no permite pasos en falso. Tampoco pujas internas tan vanas como banales. Comienza una etapa de máxima responsabilidad. De organización. Y del esfuerzo superior. Central comienza a transitar el último tramo de un camino que definirá nada menos que su futuro. Tanto en lo deportivo como en lo institucional. Una difícil misión porque requiere de la unidad y planificación de todos los sectores del club. Y de coherencia. Algo poco habitual en el fútbol actual pero indispensable para alcanzar el objetivo propuesto. Y en el caso canalla ese objetivo es todo, porque se trata de conservar la categoría.
Los directivos de Central, desde el primero hasta el último, tendrán la complicada tarea de descubrir cómo compatibilizar la economía del club con las necesidades futbolísticas. Un arduo trabajo que requiere de ingenio, dedicación y absoluta tranquilidad. Sin vedetismo ni paranoia. Porque no es sencillo hacer viable un club que no termina de reestructurarse y en el que los egresos superan holgadamente los ingresos. Porque no será simple reforzar sin transferir. Aunque las circunstancias imponen un contexto de necesidad y urgencia que pese a todo se tendrá que afrontar.
Porque no alcanza con el mero pronóstico sentimental de que "Central no se va al descenso". A ese deseo hay que cimentarlo en la realidad. Con decisión y coraje. Y con dinero. Fundamentalmente para la construcción de un presente futbolístico que supere al actual, el que quedó en evidencia el domingo en la Bombonera, donde el conjunto de Arroyito mostró todas sus debilidades ante Boca. Flaquezas que fueron creciendo en los últimos años. Y que se terminaron de corporizar en el arranque del torneo Apertura, cuando los encargados de ejemplificar con el sentido común hicieron todo lo contrario, y en vez de levantarse a trabajar para el promedio se sentaron a hablar de una utopía llamada título.
Pero como siempre sucede, la realidad noqueó a la fantasía y asomó en su cruda dimensión. Esa realidad muestra un plantel con jugadores jóvenes a quienes les demoraron increíblemente su proceso de crecimiento. Un plantel que padece una inadecuada preparación física. Y que por sobre todas las cosas tuvo también que despertarse justo a tiempo de un sueño que ya comenzaba a convertirse en pesadilla. Lo que implicó pasar abruptamente de una soporífera rutina a una labor más sacrificada.
Está claro. No hay permanencia sin trabajo. Central necesita sumar en el próximo torneo alrededor de 30 puntos para quedarse en primera. Con un fixture que lo obligará a visitar a la mayoría de los competidores directos (Huracán, Nueva Chicago, Talleres, Banfield) por el promedio y a recibir a los más poderosos en el Gigante (River, Independiente y Boca). La tarea no será fácil. Tampoco imposible. Será el producto de lo que el club en su conjunto sea capaz de generar desde ahora. Por eso, todo depende de Central.


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