El Papa Juan Pablo II lanzó una alarma por el creciente "racismo y la xenofobia en el mundo" que, desde los atentados del 11 de septiembre de 2001, "produjeron leyes más severas contra los inmigrantes y los refugiados". En un mensaje por la Jornada del Migrante y del Refugiado, que se celebrará en las iglesias en 2003, el Pontífice afirmó que el clima político actual cambió en perjuicio de esos sectores. Asimismo denunció el aumento del "racismo, de la xenofobia y del nacionalismo exasperado" que acompañan a los movimientos migratorios en el globo y expresó su preocupación por la "latente discriminación" en el mundo católico hacia los extranjeros. Por otra parte, invitó a los inmigrantes a reconocer "el deber de respetar las leyes, la cultura y la tradición de los países".
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